Morir sin dolor
Dos publicaciones analizan por primera vez la situación de los cuidados paliativos en África subsahariana y el Mediterráneo oriental
En África subsahariana y el Mediterráneo oriental, las personas mueren con dolor por el limitado empleo de fármacos para combatirlo. En la primera región su usa un miligramo de medicamento por habitante y año y en la segunda, 4,5 miligramos per cápita y año. Estas cifras contrastan con las de Europa, donde el uso medio es de 120 miligramos por persona al año, y aún más con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomiendan 200 per cápita y año.
Pero la falta de acceso a los medicamentos no es la única razón. La educación del personal sanitario, motivos socioculturales o la poca inversión de los Gobiernos también tienen parte de culpa. Son algunas de las conclusiones que se pueden extraer de dos publicaciones, dos atlas sobre los cuidados paliativos en estas regiones elaborados bajo la dirección científica del programa Atlantes del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.
Ambos volúmenes, que analizan y destacan 48 países de África Subsahariana y 15 del Mediterráneo Oriental, fueron presentados en el marco del XV Congreso Mundial de la Asociación Europea de Cuidados Paliativos (EAPC), celebrado en Madrid entre el 18 y 20 de mayo. Este tipo de cuidados consisten, según la OMS, en mejorar la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. Estos pueden prestarse en casa, en centros de salud, hospitales o centros para enfermos terminales. El fin es aliviar el sufrimiento físico, psicológico y espiritual.
África subsahariana
• El 19% de los países africanos analizados no tienen servicios de cuidados paliativos identificados. El 71% de estos se concentran en Uganda, Sudáfrica y Kenia.
• La gente muere con dolor en África. De media se usa 1 mg de medicamento opioide por habitante y año para combatir el dolor, mientras que en Europa el uso medio es de 120 mg/habitante/año.
• Los servicios han crecido a partir del trabajo y la dedicación de pioneros locales, casi siempre iniciándose fuera del frágil sistema de salud.
• La financiación para el sida ayudó a impulsar el crecimiento de los cuidados paliativos en muchos países africanos. Con la disminución de la financiación dirigida al VIH, la financiación se está viendo reducida y muchos programas de cuidados paliativos se encuentran en riesgo.
• El modelo de centro de cuidados en África se centra en la atención en el hogar en vez de en el hospital, como se observa a menudo en los países occidentales.
Este atlas se ha elaborado conjuntamente con la Asociación Africana de Cuidados Paliativos (APCA) y el Instituto Armold de Salud Global de la Facultad de Medicina ICANN del Hospital Mount Sinai de Nueva York.
En 2014, en la que fue la primera resolución de ámbito mundial sobre cuidados paliativos (resolución 67.19 de la Asamblea Mundial de la Salud) se instó a la OMS y a sus Estados miembros a mejorar el acceso a estos servicios —calificados allí de derecho fundamental de la persona— como un componente central de los sistemas de salud. La duda ahora es si ese compromiso llega realmente a los ciudadanos. Para averiguarlo hace falta un sistema que determine con exactitud qué pasa en los países que afrontan graves problemas de atención sanitaria en todos los ámbitos. “Estos atlas suponen el instrumento ideal para ello”, opina la la doctora Marie-Charlotte Bouesseau, consejera de Prestación de Servicios y Seguridad de la OMS.
Bouesseau considera el debate social fundamental para empoderar a las comunidades locales y permitir el diálogo con todos los agentes comprometidos en este sector de cara a su implementación y mejora. En este campo, los atlas aportan una información que se demuestra clave para motivar este intercambio de opiniones.
En el Mediterráneo Oriental muchas personas son diagnosticadas con cáncer en fase muy avanzada y aun así los servicios paliativos son casi inexistentes. Una de las razones es la volatilidad de la situación actual de la región y la urgencia de otros problemas de índole más político, según la doctora Hibah Osman, directora ejecutiva del Centro libanés de Cuidados Paliativos-Balsam. También la fuerza que los lazos familiares tienen en estos países hace que los enfermos sean atendidos principalmente por sus personas más cercanas y queridas. Además, no es raro que la familia oculte el diagnóstico médico a los enfermos.
En África subsahariana, a pesar de tener la tasa de VIH/sida más alta del mundo, junto a una notable incidencia del cáncer y de enfermedades infecciosas, la mayoría de los países invierte muy poco en salud. Muchos ni siquiera llegan al 7% de su presupuesto anual, cuando existe un compromiso de invertir, al menos, el 15%. Evidentemente, con estas cifras, los cuidados paliativos son prácticamente ignorados en los planes nacionales de salud, en palabras del doctor Emmanuel Luyirika, director ejecutivo de la asociación africana de estos cuidados.
Tres países de la región —Kenia, Sudáfrica y Uganda— acaparan el 71% de estos servicios. “Esto se deber, principalmente, a razones históricas”, opina el doctor Carlos Centeno, investigador principal del Programa Atlantes. Los cuidados paliativos tienen su origen en el Reino Unidos en los años 60 y llegaron al continente a través del personal sanitario de este país. Pero a diferencia de otras ex colonias británicas, en estos tres países los gobiernos han apostado fuertemente por estos servicios.
En Uganda, el Gobierno produce y envasa toda la morfina que se necesita en el país, comenta Luyirika. La alta incidencia del VIH/sida en estas naciones también ha tiendo algo que ver en la fortaleza de estos departamentos. Gran parte de la financiación llegada del exterior para contrarrestar los efectos de la enfermedad se destina precisamente a los paliativos. Aunque ahora, “con el cambio del foco de la financiación de estos programas, se corre el riesgo de que estas facilidades puedan desaparecer o, al menos disminuir considerablemente” advierte Luyirika.
Los dos atlas resaltan todas estas cuestiones y ofrecen una fotografía de la situación actual de cada país en relación a los cuidados paliativos. Ahora corresponde a los distintos gobiernos y a la sociedad civil el empujar para que se apliquen las recomendaciones internacionales y facilitar la elaboración de planes regionales y nacionales que acerquen este servicio a los ciudadanos con el objetivo de facilitar una muerte digna sin dolor a todos ellos.
Mediterráneo oriental
• Los servicios de cuidados paliativos de 15 países de esta región suman poco más de un tercio del total de los que existen en España, siendo su población total 12 veces superior a la de nuestro país.
• Los servicios de cuidados paliativos en Arabia Saudí suponen casi la mitad de los que existen en toda la región. También se han desarrollado significativamente en Líbano y Jordania. Todavía existen países sin ningún, o casi ningún, servicio especializado de cuidados paliativos.
• Los servicios de cuidados paliativos se dan mayoritariamente en instalaciones hospitalarias. También hay, en menor medida, equipos de atención domiciliaria y muy pocos centros de cuidados.
• Los cuidados paliativos en esta región comenzaron como un servicio médico para enfermos con cáncer principalmente. Pero fuera de esta enfermedad no se han extendido hasta el momento.
• El uso medio de opioides para tratar dolor es de 4,5 miligramos per cápita y año, mientras que en Europa asciende a más de 120 miligramos. Solo Arabia Saudí tiene un uso más elevado en comparación con sus vecinos.
• Existen planes o estrategias nacionales de paliativos en Marruecos, Omán y Túnez y están en camino en muchos otros países. Además, casi todos, de los 15 países estudiados, cuentan con una sección dedicada a cuidados paliativos dentro de su estrategia nacional de control de cáncer.
En este atlas ha colaborado el Centro Libanés para Cuidados Paliativos Balsam y también se ha contado con el apoyo de la OMS y la Asociación Internacional de Cuidados Paliativos (IAHPC).
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