Porsche y otras marcas europeas rebajan sus objetivos de electrificación. ¿Por qué?

Porsche y otras marcas europeas rebajan sus objetivos de electrificación. ¿Por qué?
Porsche Macan

Publicado: 23/07/2024 07:48

Esta semana, el presidente de Porsche ha afirmado que han tenido que recalcular sus objetivos para lograr el 100% de sus ventas con coches eléctricos para 2030, siendo el 80% la nueva marca. Una tendencia que hemos visto anteriormente en marcas como Mercedes o Renault. Pero, ¿por que en pleno crecimiento de ventas y con la mayor parte de los estudios manteniendo el ritmo de implantación, los fabricantes europeos están reculando en sus estimaciones, y haciendo campaña para eliminar incluso los objetivos de la UE para 2035?


Según el comunicado de Porsche, la razón principal es que las estimaciones hechas hace cinco años eran demasiado optimistas, y ahora se han recalculado teniendo en cuenta los posibles cambios que puede haber en los hábitos de compra y el desarrollo de la tecnología como las baterías, que pueden hacer que lograr las marcas estimadas no sean posibles de alcanzar.

En una línea similar hablaba ayer el presidente de Renault, Luca de Meo, que decía que sería imposible cumplir con el reto de dejar de vender coches con motor de combustión e híbridos no enchufables para 2035, pidiendo flexibilidad a Europa en la aplicación de las nuevas normas de emisiones que ya en 2025 volverán a rebajar los objetivos de las marcas en el viejo continente, y que amenaza con fuertes multas a los que no logren cumplirlas.

Pero la pregunta es como unos grupos que llevan casi 15 años desarrollando coches eléctricos, que han invertido decenas de miles de millones de euros, ahora vean el 2030 o 2035 como un reto insuperable.

La respuesta es China. Y es que los grupos del gigante asiático si han logrado cumplir los objetivos de reducción de costes que no han conseguido los europeos, sin dañar claro su elevado margen de beneficio.

Según la consultora AlixPartners, las proyecciones apuntan a que los fabricantes de coches chinos representarán el 33% del mercado mundial de automóviles para el año 2030, frente al 21% actual. Es decir, en apenas 6 años, pasarán de representar 1 de cada 5 vehículos, a un tercio del pastel mundial. Parece que no, pero es una auténtica barbaridad.

El motivo de ese crecimiento no tiene otra razón de ser: la expansión de los fabricantes chinos a cuenta de sus coches eléctricos. Una expansión que no ha hecho más que empezar, pero que ya le ha permitido a China ser, en 2023, el país que más coches ha exportado en todo el mundo, superando a Alemania y a Japón. De cara al 2030, se espera que su cuota de venta de coches en el extranjero aumente del 3% actual al 13%.

Una de las claves ha sido la temprana apuesta por la producción en masa de baterías, principalmente baterías económicas y sencillas como las LFP. Una química despreciada por los grupos europeos que ha sido una revolución al permitir desarrollar coches eléctricos más económicos que los de combustión ya este año. Un tipo de celdas que han evolucionado rápidamente en el aspecto de la densidad energética, y que ahora se han posicionado como las favoritas de la mayor parte de los fabricantes chinos.

También está la apuesta por ofrecer una amplia variedad de vehículos, desde grandes berlinas o SUV premium, hasta pequeños utilitarios en muchos casos por debajo de los 10.000 euros. Algo que ha tenido un elevado coste al vender coches sin apenas margen de beneficio, pero que ha logrado atraer una masa de nuevos clientes que ahora se están comprando coches más caros y con mayor margen.

Ahora, estos grupos chinos, fuertemente apoyados por su gobierno, están comenzando a extender sus tentáculos por todo el mundo, tanto de la mano de sus coches 100% eléctricos, como con sus extremadamente competitivos híbridos enchufables. Unas alternativas mucho más interesantes que los híbridos convencionales con los que algunas marcas occidentales están empezando a trabajar, e incluso más económicas.

El resultado es una fuerte pérdida de competitividad de los fabricantes europeos, que han visto que a corto y medio plazo los chinos les arrebatarán incluso más cuota de mercado de lo esperado por las constantes mejoras de sus propuestas, y también por la estrategia de implantación de fábricas en nuestro territorio, que les permitirá amortiguar los intentos de frenar su llegada con aranceles.

Una dinámica que los grupos europeos han decidido enfrentar escondiendo la cabeza bajo el ala de la UE, a la que piden poder extender la vida de sus vehículos con motor de combustión, con unas normativas más relajadas para lograr reducir las multas que tendrán que pagar por contaminar.

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