(ENGLISH + SPANISH)

This game is an exquisite love letter, a nostalgic tribute to the arcades and the magical decade of the eighties. 198X transports us back to that time when arcade machines were temples of dreams and adrenaline. Through various mechanics and experiences, it invites us to relive that golden era, wrapping us in a story that is both melancholic and deeply emotional. The tributes it holds are a delight, subtle and not-so-subtle nods to those who once lived through that fever of tokens and neon lights.

The music, impeccable, blends perfectly with the protagonist's narration, connecting us intimately with his story. This game surprised me so profoundly that I struggle to find the right words to describe what I feel. It’s one of those experiences that can’t be fully conveyed; you have to live it, feel it firsthand. That’s why I urge you to try it, because I assure you, it will touch your soul just as it did mine.

Now, if I must point out something that didn’t quite sit well with me, it would be the post-game achievements. Throughout the story, there are small challenges presented as extras, but they are so complicated that they lose their purpose and add no real additional value. They’re not worth the effort, so my advice is not to get distracted by them. Dive into the story, into its details, into what truly matters. In the end, it’s in that narrative where the real magic lies.

In summary, this game is not just a tribute to an era; it’s a work of art made with love, a homage that will leave you reflecting and, perhaps, with a tear in your eye.

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Este juego es una carta de amor exquisita, un tributo nostálgico a los arcades y a la mágica década de los ochenta. , 198X nos transporta a ese tiempo donde las máquinas recreativas eran templos de sueños y adrenalina. A través de diversas mecánicas y experiencias, nos invita a revivir esa era dorada, envolviéndonos en una historia que es, a la vez, melancólica y profundamente emotiva. Los homenajes que encierra son un deleite, guiños sutiles y no tan sutiles a aquellos que alguna vez vivieron esa adicción de fichas y luces de neón.

La música, impecable, se fusiona a la perfección con la narración del protagonista, logrando conectarnos íntimamente con su historia. Este juego me sorprendió de una manera tan profunda que me cuesta encontrar las palabras justas para describir lo que me hizo sentir. Es una de esas experiencias que no se puede transmitir por completo; hay que vivirla, sentirla en carne propia. Y es por eso que te invito a probarlo, porque te aseguro que te tocará el alma de la misma manera que lo hizo conmigo.

Ahora, si debo mencionar algo que no me terminó de cerrar, sería el tema de los logros post-juego. A lo largo de la historia, hay pequeños desafíos que se presentan como extras, pero son tan complicados que pierden sentido y no aportan valor adicional alguno. No valen la pena el esfuerzo, así que mi consejo es que no te distraigas con ellos. Sumérgete en la historia, en sus detalles, en lo que de verdad importa. Al final del día, es en esa narrativa donde reside la verdadera magia.

En resumen, este juego no es solo un homenaje a una época, es una obra de arte hecha con amor, un tributo que te dejará reflexionando y, quizás, con una lágrima en los ojos.