Una guerra no es un motivo de celebración, desde luego, pero sí hay que alabar la valentía de DICE por apostar por una de las más atípicas en esto de los videojuegos. En un momento en que otras franquicias miran al futuro, Battlefield 1 es un recuerdo hacia uno de los conflictos más desgarradores de nuestra historia. En este análisis te contamos qué puedes esperar de uno de los shooters del año: Battlefield 1.
Unos dicen que La Guerra no cambia nunca, pero DICE defiende que ésta es la guerra que lo cambió todo. Battlefield sigue ampliando horizontes y, tras pasar por la guerra del futuro, los conflictos modernos y otros más clásicos, en esta ocasión apuesta por la Primera Guerra Mundial, uno de los telones de fondo que siguen siendo asignatura pendiente para un género bélico que no le ha prestado la atención necesaria a una de las guerras más importantes de la historia. Una que cambió el rostro de Europa para siempre y modificó la forma de entender la puesta en escena de las batallas. En realidad no mucho de ese factor sorpresa hay en este shooter en primera persona, sin embargo lo que sí encontramos es el habitual buen hacer de este equipo sueco a la hora de formular grandes propuestas multijugador que, al mismo tiempo, hagan gala de una desmedida épica.
Electronic Arts sabe cuán importante es ganar la guerra de los shooters cada año, y en 2016 ha puesto toda la carne en el asador con Titanfall 2 y este Battlefield 1 que, probablemente, sea la apuesta de mayor calibre dentro de todo su arsenal armamentístico. La campaña promocional así lo ha demostrado, incluyendo una populosa versión de testeo en forma de alpha que dejó buen sabor de boca entre los aficionados. Eso es, principalmente, lo que nos brinda este lanzamiento: buen sabor de boca. Quizá no sorprenda, y en este análisis también te vamos a contar qué tal su campaña individual puesto que viene siendo uno de los puntos de mira a mejorar por parte de los creadores de la saga. Engrasa tu fusil, ¿estás preparado para la batalla?
Campo de Batalla: Europa
Con precedentes como los del primer Titanfall, al que a pesar de que tuvo una aceptación extraordinaria entre la crítica muchos acusaron de flaquear en cuanto a contenidos por no incluir modo historia, parece claro que Electronic Arts no quiere que ninguno de sus juegos de acción para este año flojee en las campañas individuales. Huelga decir que no es el fuerte de DICE, y así lo ha demostrado con los off-line de juegos recientes de la serie como las, por lo demás, estupendas entregas tercera y cuarta. Con Battlefront directamente optaron por desentenderse de cualquier modalidad de este tipo, sin embargo con Battlefield 1 se han animado a volcarse y tratar de fortalecer algunos aspectos que habían fallado en episodios precedentes como, por ejemplo, la narrativa.
Así pues, no te sorprendas con el dispendio visual en términos argumentales del que hace gala el programa. No se trata únicamente de que hablemos de las cinemáticas más brillantes en cuanto a calidad estética que ha hecho hasta ahora el estudio sueco, sino que también nos cuenta una historia que toca. Eso se debe a que está protagonizada por varios personajes que tienen sus propias historias, cinco concretamente divididas en varias fases, y que nos llevan a distintos lugares para comprobar las diferentes caras de la guerra. Así conocemos a un veinteañero que es encargado de pilotar un tanque, la historia de dos amigos que vuelan en uno de los formidables aeroplanos de combate de la época, otra que gira alrededor del legendario Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia)… Diferentes formas y puntos de vista para ver este conflicto armado y, así mismo, relatos de gente que sufre, que no es indiferente a la angustia y que en su mayoría no nos van a dejar fríos. Crear empatía con seres virtuales es difícil, pero DICE consigue que establezcamos algunos lazos entre nosotros y los protagonistas, apoyados por detalles geniales como el hecho de recordarnos la fecha de nacimiento y de muerte de nuestro avatar virtual cada vez que caemos en el campo de batalla.
Más allá de sus cinemáticas, la campaña nos cuenta una historia que toca
Lamentablemente la experiencia jugable de la parte off-line no es tan llamativa como su bello y conmovedor envoltorio hace presagiar, y el halo de tristeza y melancolía que envuelve las cinemáticas no tiene tanto encanto una vez puestos en harina. Sí que hay algunas secuencias épicas, como un maravilloso desembarco en Gallipoli, algunas secuencias con tanque y otras muchas cosas más que dejamos al descubrimiento del aficionado, pero también hay otras muchas que parecen algo más perezosas y poco memorables. Eso se debe en parte a que las mecánicas de los Battlefield funcionan como un reloj suizo para jugar a través de internet, pero que no acaban de rendir al mismo nivel en la parte off-line. No te descubrimos nada si te decimos que en el estudio sueco son brillantes llevando a cabo mapas masivos para jugar con mucha gente, pero su diseño y las situaciones que se crean no siempre funcionan tan bien en una experiencia más guiada y narrativa. En este sentido tampoco ayuda que la inteligencia artificial de los enemigos sea tan torpe, moviéndose a menudo en maniobras sin sentido, descubriéndose cuando no toca y estropeando un poco algunas situaciones con su manifiesto poco aprecio por su vida.
En unas seis o siete horas podemos superar el modo historia, y tenemos tres dificultades distintas por si nos apetece repetir con un reto mayor. Sin embargo lo mejor que se puede decir de él, es que a la fuerza argumental hay que sumar la enorme variedad que demuestra. Así que hay tantas situaciones diferentes que la campaña bien puede servirnos como un amplio intensivo en el que aprender cómo funciona el multijugador: marcar enemigos, aprovechar el entorno para tener una ventaja táctica, controlar zonas, manejar vehículos, etc. Y también para acostumbrarnos al ritmo de juego, que es ligeramente más lento que otros juegos de disparos, pero curiosamente más ágil que Battlefield 4, sin ir más lejos (quizá por las animaciones, que parecen sacadas de Battlefront). Aunque por el contexto histórico se nos antojaba que las armas iban a ser de cerrojo y muy arcaicas, lo cierto es que hay múltiples opciones semiautomáticas que permiten que nos hagamos más fácilmente al tempo de la Gran Guerra: aquí se premia más la paciencia que los reflejos. Y todo esto tiene lugar manteniendo la coherencia histórica, pero también un equilibrio entre las armas. Todo un lujazo.
Una Gran Guerra
Quieres saber del multijugador, ¿verdad? Ya va siendo hora. En cuanto a las consideraciones más básicas, hay que dejar claro que el haberse distanciado de la guerra moderna ha refrescado lo que esperamos de un juego de guerra y eso consigue un resultado para el que es difícil encontrar otra referencia actualmente. Sus partidas para hasta 64 jugadores tienen un componente épico fantástico, uno en el que está perfectamente equilibrado el sentido de ser uno más en el equipo pero también el de que tú juegas también un rol importante para el devenir de la batalla. El clásico modo conquista sirve en parte para sacar a relucir ese tipo de bondades del juego, pero donde Battlefield 1 destaca realmente es en el modo Operaciones, que debuta. En él vivimos varias campañas reales de la Primera Guerra Mundial a lo largo de distintos mapas, en los que un equipo se ocupa de defender un área y el otro trata de controlar varios objetivos. Si fracasa, recibe ventajas, sea en forma de más refuerzos o con un Coloso. Nos parece muy importante prestar atención a la introducción al contexto histórico de cada operación, porque ayuda mucho a la hora de entrar en situación y también aprender un poquito de esta guerra generalmente más desconocida.
En esencia, Operaciones es un encuentro entre Conquista y Asalto. Los atacantes van asegurando objetivos para poder avanzar en el mismo mapa. Al lograrlo, los defensores deben replegarse. No obstante, existe una tónica muy similar a la de Conquista en el sentido de que la captura de objetivos depende de controlar una zona, en lugar de destruir telégrafos, como ocurre en Asalto. Esto provoca que la interacción entre equipos sea mucho más tensa, y que haya más cambios en un mismo mapa. Un tira y afloja formidable del que se beneficia mucho el programa, y que crea efectos impredecibles en la fórmula. Es fácil que en otros modos, y en otros juegos, pierdas una o dos rondas y te sientas negativo o pesimista, es algo para lo que no hay cabida en esta modalidad ante la alternancia que se crea y las sinergias que se generan. A esto se le suma la física que implica cada muerte y el hecho de que nunca sabes cuánte te va a durar una cobertura o una pared completa de edificio por la destrucción del entorno, y el resultado es una sensación de sorpresa recurrente que, aunque no sea nada nuevo en la saga, sigue siendo una de las maravillas que nos regala.
El multijugador está cargado de fascinantes instantes que son capaces de erizar la piel al más pintado
La otra novedad es el modo Palomas de guerra, que es una variante de los modos de capturar la bandera de toda la vida, pero con la peculiaridad de que el elemento móvil es una jaulita con una paloma. En él, cada equipo debe mantener el control de la paloma, sea defendiendo al portador o escapando por todo el mapa, para que le dé tiempo de escribir unas coordenadas para que la artillería diezme al equipo contrario. Lo gracioso, y el verdadero giro de ingenio, es que en el momento en que se suelta la paloma para enviar el mensaje, el equipo contrario puede jugar al plato y frustrar el intento. Las primeras partidas en este modo nos tenían preocupados, por el hecho de que la saga se lleva mal con mapas pequeños de pocos jugadores, pero lo cierto es que el resultado es muy divertido y frenético porque ayuda a evadirnos del contexto bélico y a convertirnos en niños que juegan a un sangriento pilla-pilla entre edificios derruidos, bosques, trincheras… Si Battlefield 3 trataba de equiparar la experiencia en solitario y la multijugador, y Battlefield 4 explotaba al máximo este apartado en línea perfeccionando los modos y cómo se presentaba de cara a los jugadores, Battlefield 1 trata de pulir el amplio abanico de modos y propone un par más. A esto hay que añadirle las posibilidades interactivas y de diseño de niveles que añade a la ecuación el marco histórico y tenemos un modo multijugador que gusta y que, por si fuera poco, viene acompañado de un sistema de progresión y desbloqueos muy interesante, con cierto componente de azar (las cajas) y que nos va a mantener pegados a la pantalla.
En lo que respecta a la lista de mapas, a pesar de que la mayoría de ellos parecen campos de entrenamiento para francotiradores, hay posibilidades para todos los gustos, y un mismo mapa puede tener desiertos pensados para el trasiego de vehículos y zonas casi urbanas en las que la escopeta es el mejor aliado; o un hermoso valle a merced de los francotiradores que se apuesten entre rocas en lo alto de una montaña y una red de túneles que puede servirnos para infiltrarnos tras las líneas enemigas. Por otra parte, sí que tenemos algunos preferidos, como Amiens, por su paisaje urbano y sus callejuelas; el bosque de Argonne, aunque parezca una parte del mapa de la luna de Endor de Battlefront; o monte Grappa, que os hemos descrito hace unas líneas y nos lleva a un entorno montañoso muy atractivo. No obstante, seguimos contando con algunos problemas clásicos de la saga. Los fusiles de francotirador siguen siendo bestias que pueden barrer mapas tiro a tiro sin problema, gracias a que muchas de las localizaciones son terrenos amplios y abiertos y a que estas armas no tienen una reducción al daño aparente a pesar de la influencia de la distancia y la caída de la bala, como sí ocurre con el resto de armas. ¿Realismo? La diversión siempre por delante en los gustos de las oficinas de DICE, no es algo que preocupe a los suecos.
Justamente eso, la física de proyectiles y cómo les afecta la gravedad, es una de las claves de la saga que sigue vigente y que nos resulta tremendamente atractiva a muchos jugadores, que no tenemos problema en retarnos para acertar a ese enemigo que está a casi un kilómetro de distancia. Por otra parte, el equilibrio del arsenal provoca que en muchas partidas en las que hemos encarnado a la clase explorador quedáramos vendidos a medias distancias, gracias al resto de pistolas, ametralladoras o fusiles de repetición que completan el equilibrio de armas. Siguiendo con los cambios, Battlefield 1 también plantea variaciones sobre el sistema de clases para equiparar las capacidades de la infantería y los vehículos. Ahora los médicos que se ocupan de curar y revivir a sus camaradas también cuentan con armas de media distancia que solían ser propiedad de los ingenieros. No tienen, como es de esperar, opciones para atacar a los vehículos. Esa es la labor de la nueva clase Asalto, con sus granadas y cargas de dinamita, o de la de apoyo, con sus morteros y armas antitanque. Esta última clase es también la heredera de los ingenieros y de la antigua clase Apoyo, por lo que se encarga de proporcionar munición y de reparar los vehículos. Los soldados de la clase Explorador siguen la estela de los de la clase Reconocimiento, con lo que tienen la obligación de cabrear al equipo contrario con disparos como venidos del cielo y de cubrirse con cachivaches tan ingeniosos como el señuelo con forma de cabeza.
Principios del Siglo XX… En el 2016
Hay muchas cosas que son santo y seña de un trabajo de DICE. Mucho mimo en mecánicas jugables, generalmente inclinación por el multijugador, sencillez a la hora de entender su funcionamiento… Pero hay otra cosa que tampoco falla, una puesta en escena absolutamente inmaculada y un rendimiento tecnológico formidable merced a su ya popular motor gráfico Frostbite que se está popularizando entre los distintos estudios que trabajan bajo el sello de Electronic Arts. ¿Qué es Battlefield 1 dentro del marco general de los lanzamientos de este estudio? Una nueva demostración de fuerza, y un lanzamiento apabullante en cualquier ámbito relacionado con lo audiovisual.
A la habitual belleza artística de la que suelen hacer gala sus obras -basta con echar un vistazo a cualquiera de sus juegos anteriores-, hay que sumar un acabado técnico totalmente digno de la actual generación de videoconsolas y PC. En compatibles, como es lógico, es donde mejor rendimiento estético ofrece el programa, y si somos capaces de moverlo en Ultra y con fluidez vamos a disfrutar de una experiencia que quita el hipo. Es fácil olvidarse de que estamos ante un videojuego con algunas de las estampas que veremos, y el multijugador está cargado de fascinantes instantes que son capaces de erizar la piel al más pintado, como dirigibles en llamas desplomándose del cielo o cargas de infantería sobre el barro de un campo de batalla húmedo por la lluvia. Sí que es cierto que, puestos a pedir, nos ha llamado la atención la falta de crudeza del videojuego a la hora de representar lo sangrienta, mugrienta y violentísima que fue esta guerra. Es lo único que falta para no creernos que lo que vemos, muchas veces, es un videojuego y no un documental. No obstante en tiempos de corrección política máxima como los que vivimos, y con la elegancia habitual de la que la serie ha hecho gala en el pasado se puede considerar una queja bastante nimia.
Los efectos de sonido son una auténtica barbaridad
Si entramos en detalles algo más técnicos, párrafo a evitar para los menos interesados en este tipo de puntillismo tecnológico, podemos destacar el trabajo de texturas y modelados como sobresaliente, y la iluminación y los efectos como una auténtica matrícula de honor. Quizá quede un peldaño por debajo el tema de las animaciones, realmente bueno de igual modo, pero que puede que no brille con la resplandeciente calidad del resto de facetas visuales. En consolas ya sabemos que el título sacrifica bastante a nivel estético para llegar a los 60 frames por segundo, así que como es lógico no podemos esperar que la versión esté a la misma altura que en compatibles; pero aún así el aspecto es realmente potente, especialmente en la campaña individual, muy por encima del multijugador. La edición de PlayStation 4 sorteó con éxito un problema puntual referido a una caída de resolución hasta extremos cómicos, pero por lo demás ambas rinden como se esperaba de ellas. Para la versión de PC hemos probado un juego tan importante como este en dos equipos diferentes, uno de gama media GeForce GTX 970, i7 2,80GHz y 16GB de RAM que lo ha podido mover en torno a los 60 frames por segundo, estables, con la mayoría de las opciones en alto y resolución 1080p. Mientras que el ordenador de gama alta, por otro lado, un i7 4790k a 4,00 GHz, una GTX 1080 y 16 GB de RAM ha podido hacer lo propio con una media de 85-100 cuadros por segundo a una resolución de 3440x1440 con las opciones gráficas al máximo. Podemos hablar, por lo tanto, de un título muy bien optimizado y francamente escalable.
El audio, por su parte, suele ser otro de los apartados en los que la saga no flaquea. Una banda sonora memorable nos acompaña en volandas en los momentos más épicos, llevándonos de la mano en instantes que fomentan la grandeza del programa o que recogen con mucho acierto su lado más emotivo. Por otra parte el título llega a nuestro país doblado con el habitual gran nivel del que hacen gala los trabajos de Electronic Arts, mientras que los efectos de sonido son una auténtica barbaridad, reeditando el nivel al que estamos acostumbrados con la IP y mostrando un acabado brillante para todas y cada una de las armas históricas, sus disparos, sus recargas…
El tema del acabado general es algo que preocupa a los aficionados en un lanzamiento Triple-A. En general todo el juego tiene un aire de calidad distinto al que presentaban los dos Battlefield anteriores, especialmente en comparación con Battlefield 4, que no llegó a mostrar su mejor yo hasta un año después de su lanzamiento. En el caso de Battlefield 1, ya desde la alfa y la beta, DICE ha demostrado una intención de solucionar todos los fallos posibles antes del lanzamiento, de conseguir que los servidores funcionen como deben y de que la experiencia de juego sea la mejor en todas las plataformas. Hay algunos bugs, sí, pero son muy puntuales y casi siempre relacionados con temas de irregularidad en el respawning, sobre todo cuando lo hacemos sobre patrullas. Pero pocos hay que enturbien el disfrute del lanzamiento, así que su importancia es tan escasa como su frecuencia.
La saga Battlefield mantiene su supremacía como uno de los mejores multijugadores con otra demostración de fuerza donde de veras importa, en el campo de batalla. Con una campaña a la altura del on-line y más novedades hablaríamos de un lanzamiento absolutamente redondo, pero con la brillantez de sus batallas para hasta 64 jugadores, la riqueza de los modos, la apuesta por una época tan poco cultivada y la épica que transmiten sus escaramuzas a través de internet, el resultado es de sobresaliente. Battlefield 1 es un título que no te puedes perder… especialmente si sientes nostalgia hacia los clásicos de la Segunda Guerra Mundial.
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- La incorporación de una modalidad como Operaciones es un triunfo
- Tener un Triple-A sobre la Primera Guerra Mundial no tiene precio
- La destrucción del escenario, lo visual, la música… Ambientación impecable
- El revestimiento es muy nuevo, pero el juego ha cambiado más bien poco
- El habitual desequilibrio hacia los francotiradores en los mapas más grandes
- La campaña no está mal, pero le falta fuerza y dedicación