Ha llovido mucho desde que, en 1998, un estudio formado por amantes de los videojuegos, pero novatos en todos los sentidos, sacó adelante una de las sagas que, con orgullo, podemos decir que es nuestra. Commandos fue y es un pilar de nuestra industria, y muchos deseábamos que alguien lo sacara del cajón, algo que ocurrirá con Commandos: Origins. Esta precuela de la saga llega no solo 18 años después del último juego firmado por Pyro Games, sino que lo hace con la intención tanto de homenajear los inicios de la saga como de crear una experiencia que no perturbará la paz del jugador veterano. ¿Será Commandos Origins el renacer de la saga? En 3DJuegos ya pudimos ver un gameplay extendido del juego de estrategia antes de la Gamescom 2024 y os lo contamos todo en sus impresiones
Lo consideraría un remake si no fuera porque es una precuela
La última vez que jugaste a un Commandos nuevo, el MCU de Marvel aún no había comenzado, estabas disfrutando de Call of Duty 3, y solo hacía cuatro años que la peseta dejó de usarse. Sí, lo siento, te habrá inundado una ola de recuerdos buenos y malos, pero lo cierto es que hace mucho que, sin contar las versiones HD de la saga, no hemos podido probar un proyecto nuevo de la licencia de Pyro Games.En este caso, y lamentablemente, el trabajo no ha recaído en manos de sus míticos creadores, pues el estudio español cerró sus puertas hace ya 12 años, dejando un vacío en nuestros corazones. Sin embargo, han sido los alemanes de Claymore Games, que replican esa novatez de sus antecesores casi como si la historia volviera a repetirse, quienes han tomado el relevo.
Con la presión de traer de vuelta una saga de renombre en España y en media Europa, los bávaros han querido ir sobre seguro y, como su nombre indica, Commandos Origins es una precuela con aroma añejo. Con esto, el novato estudio no cambia nada de la cronología ni se arriesga a alterar lo ya contado por Pyro Studios, sino que edifica sobre lo que hicieron estos pioneros. No temas, no habrá ningún cambio importante, ya que, como habrás podido ver, todo lo que aborda Claymore sobre el pasado de los personajes ya se mencionó en su momento a través de las fichas de estos mismos personajes o de sus diálogos.
El boina verde, el artificiero, el espía, todos son caras o personajes conocidos, y todos están tratados con cariño y mimo. Aunque es una historia ficticia, tiene un grado de realismo y amor por la historia que muchos juegos bélicos de la década pasada parecen haber perdido por el camino —véase el caso de Battlefield V con la decisión de no incluir simbología nazi en un juego de la Segunda Guerra Mundial—. Además, ya te aviso que no habrá censura en este aspecto; el cariño al clásico se ve y se siente en toda simbología, gesto o hecho, tal y como sucedió hace casi 100 años.
Si eres un jugador veterano, Origins está hecho en su estructura para agradarte por encima de todo lo demás
Eso sí, aquí es donde toca ser sincero con vosotros y abrir el melón de algo que seguro a muchos se os ha pasado por la cabeza viendo sus adelantos: ¿no es Commandos Origins muy clásico? En este caso, el proyecto de los alemanes entra dentro de un selecto grupo de "obras clásicas que renacen décadas después, manteniendo el mismo espíritu del original", algo que en el videojuego no hemos visto muy a menudo, pero sí en el cine. De hecho, permitidme la analogía: es como El Despertar de la Fuerza. ¿Una nueva película? Sí, pero tan similar a Una Nueva Esperanza que es imposible que no guste al veterano porque está hecha para agradar. Así es el nuevo Commandos: un juego con aroma tan clásico que podría pasar por un remake, pero que ante todo está hecho para gustar.
Más opciones jugables en un juego más pulido mecánicamente
Pero, ¿cómo se juega a Commandos Origins? Lo cierto es que si esta pregunta te ha rondado la cabeza desde el mismo momento del anuncio, la respuesta es simple: se juega como antes. Esta precuela, como he mencionado antes aludiendo a aquellas películas o juegos que rescatan sagas clásicas, no pone tanto nuevo sobre la mesa, pero sí mejora o expande lo que hubo hasta ahora. Aun así, los alemanes quieren que todo sea mucho más natural a la hora de afrontar las misiones.
Adiós a las imágenes previas a la misión a abordar, y hola a los vídeos que, casi al estilo de los últimos Hitman, hacen un pequeño recorrido por el mapa con los objetivos a cumplir. De hecho, en cómo afronta Claymore el mapa es donde los notarás mucho más cómodos a la hora de rescatar este clásico. No es solo que habrá mapas variados en los 14 capítulos que tendrá, esto te lo han confirmado en exclusiva, sino que se expande tanto en posibilidades como en tamaño.
El primer mapa que vimos, una zona isleña dominada por los alemanes, tiene una extensión que supera los dos kilómetros de lado a lado, y esto da la posibilidad de enfocar las misiones en varios frentes. Claymore quiere que realices varias tareas al mismo tiempo, con muchos de los personajes apareciendo en lugares diferentes del mapa. No estás obligado a hacerlo, eso sí, puedes reunirlos si encuentras un camino idóneo, pero creo que supone una mejora considerable para la licencia.
No obstante, no tengas miedo, esto no acabará en un Company of Heroes donde pegar tiros sea lo importante y lo único divertido. El juego siempre te dará la posibilidad de afrontar las misiones como un Rambo de la Segunda Guerra Mundial, o sea, a tiros, en sigilo, cavando una zanja para ocultarte y que no te vean, o jugando con el entorno con los clásicos momentos divertidos, casi sacados de Destino Final, donde disparar a una viga de madera hace caer una roca sobre la cabeza de un nazi, dejándolo durmiendo para siempre. Commandos Origins conoce a su público y sabe cómo quiere que enfrentes las misiones de este escuadrón suicida, todo con un enfoque táctico, pausado y estratégico, y para ello ayuda mucho el importante cambio en el tratamiento del sonido.
El audio tiene un tratamiento espacial y situacional, lo que significa que un disparo tiene un alcance mayor que un grito o un paso mal dado, y un misilazo alerta a medio mundo. No es algo que Pyro no hiciera hace 12 años, pero es algo que ha mejorado considerablemente en términos mecánicos. Hay estructuras que frenan ligeramente el sonido, mientras que un ruido fuerte en un ambiente amplio no tendrá tanto alcance como en un pequeño espacio.
Además, la forma de pensar, entre muchas comillas, de los NPC también cambia con este enfoque más pulido. No todos los soldados que oigan algo irán como borregos a investigar el ruido, sino que se mantendrán alerta. Si la cosa escala, puede que incluso no se muevan de su puesto, pero disparen en tu dirección para que no puedas moverte mientras otro soldado se acerca cuidadosamente. Son pequeñas mejoras que añaden cierto sabor dulce a un juego tremendamente clásico.
Un juego de estrategia que se debe a sus personajes
En cuanto a los personajes, algo que marcó la saga y que justifica el motivo mismo por el que Commandos Origins existe es darles mucho más trasfondo a sus vidas. En este caso, no me quiero arriesgar a afirmar o negar que vayamos a tener nuevas incorporaciones porque solo hemos podido ver a estos tres personajes, así que la pelota está en el tejado de los alemanes. Eso sí, todos se juegan y se disfrutan manteniendo el espíritu del original. En este aspecto, apenas podría destacar unos pequeños cambios, más bien pequeños ajustes o un abanico de posibilidades mayor a la hora de afrontar las misiones.
El marine sigue siendo una fuerza operativa de élite que se mueve bien en circunstancias de acción o en sigilo. El espía continúa siendo el clásico Hitman, con un enfoque mucho más metódico, permitiéndote robar las vestimentas de los soldados que mates para infiltrarte, casi como un virus, en las bases enemigas sin que se den cuenta. El boina verde ahora aprovecha muchísimo más la verticalidad para, por ejemplo, sortear un alambrado de espino subiéndose a un poste de luz y pegando un salto hacia territorio enemigo.
Una verticalidad que, por cierto, también afecta al mapa con muchas más posiciones elevadas de vigía o edificios que se elevan varias plantas o se adentran bajo tierra. Y es que el escenario ha visto mejoras más importantes que la simple extensión de sus límites, y todo con vistas a hacerlo tremendamente natural como sus misiones. Cada capítulo empieza en un punto determinado por el propio juego, como siempre, pero también tienes un punto de extracción no aleatorio que marca el final de la misión.
Se acabó cumplir los objetivos y ver el clásico letrero de victoria. La misión se divide en dos partes claramente diferenciadas: una centrada en la acción o en el sigilo, lo que prefieras, y la otra en una carrera contrarreloj para escapar de ahí. Esto da una naturalidad a los capítulos tan buena como bienvenida, pero no es lo único interesante del juego en este particular mantra de "hacer que todo se sienta fluido".
Porque, ¿qué serían las misiones si no ofrecieran varias posibilidades de afrontarlas? Los objetivos son claros. Quizá se trate de acabar con un lanzamisiles o una torreta antiaérea, o quizás sabotear las comunicaciones, pero hay varios, digamos, caminos hasta conseguirlo. Cada forma de enfocar las misiones, sea pegando tiros a diestro y siniestro o moviéndote en sigilo, se divide, a su vez, en opciones algo más variadas e interesantes a nivel jugable.
Por ejemplo, con el espía puedes robar el traje de un oficial, acercarte al sargento nazi como si de un Hitman se tratase, matarlo y robarle su traje. Esto te da acceso libre a todo el mapa, permitiéndote, quizá, acabar con las comunicaciones matando al encargado de ellas. O con el boina verde, disparando y incendiando la sala de máquinas. Son objetivos variados y simples, que no se complican mucho ni se salen del estilo clásico, y aun así creo que podemos estar ante la excusa perfecta para rejugar sus misiones.
Aun así, Commandos Origins tiene mucho que demostrar aún. Esto es como un menú. Claymore Games ha puesto los ingredientes sobre la mesa y, a simple vista, tienen un aspecto que abre el apetito, que te apetece degustar, pero cuya versión final, en el plato, aún está por ver. De momento, y sin fecha de lanzamiento, solo resta esperar.
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