Asaltos, tiroteos, persecuciones, peleas callejeras y acción a destajo. Ingredientes que forman parte de todas las producciones de Rockstar, incluyendo ésta que acaba de llegar a formatos Android: GTA San Andreas. Una historia extensa y absorbente narrada y contada como sólo Rockstar es capaz de hacer. Análisis.
Para muchos usuarios, GTA: San Andreas fue uno de los mejores títulos jamás diseñados para PS2. Editado en el año 2004 para la consola de sobremesa de Sony, el título cosechó un éxito sin precedentes en aquella época, causando verdadera sensación y vendiendo millones de copias en todo el mundo. Por eso no es de extrañar que la compañía americana Rockstar, sus creadores originales, se hayan animado a poner en liza una conversión directa de este mismo título en formatos móviles iOS y Android. Y más teniendo en mente la gran acogida que ha tenido el reciente GTA V en todo el mundo, título que por cierto acaba de ganar el premio a mejor juego del año en la gala VGX.
Por si hay alguno que no recuerda la trama de este clásico de PS2, le refrescamos la memoria. Nosotros asumimos el papel de Carl Johnson (CJ en sus círculos cercanos), un tipo afroamericano y antiguo habitante de la ciudad de Los Santos, ya sabéis, el estado ficticio que también ha acogido el citado GTA V y que está basado en Los Ángeles y sus aledaños.
La acción nos traslada hasta principios de los 90, momento en el cual CJ debe regresar a su ciudad natal después de haberla abandonado durante un lustro de "retiro" en Liberty City para alejarse de los problemas de sus calles. Pero la muerte de su madre le hace volver y, en cuanto pone un pie en la ciudad, rápidamente dan comienzo sus problemas. Y serios. Y es que la policía, corrupta, le acusa de asesinato, por lo que decide emprender su venganza personal y tomar las calles de su barrio... y del resto de la urbe.
Paraíso de libertad
A partir de aquí comienza una trepidante aventura de acción en tercera persona en el que se dan cita una amplísima gama de elementos, ingredientes, mecánicas de juego y misiones. Como en todo GTA, debemos ir cumpliendo las misiones que nos van siendo encomendadas para avanzar en la trama principal, pero siempre que lo creamos conveniente, también podemos aparcar dicha tarea para hacer lo que nos apetezca en cada momento. Y recalcamos esto último, porque sin duda estamos ante un título que nos confiere una libertad de acción pocas veces disfrutada en título alguno... ni siquiera en los sandbox más modernos aparecidos recientemente.
Pero vayamos por partes. La sucesión de misiones nos animan a hacer de todo. Perseguir a nuestros enemigos para acabar con ellos, robar a raperos, ricos y demás personalidades, pilotar vehículos a toda pastilla por las calles de la ciudad, escapar de la policía, asaltar residencias bien custodiadas... La lista es casi infinita, existiendo docenas de misiones que debemos completar... a las que se suman una cuantiosa cantidad de objetivos secundarios que podemos resolver o no en función de nuestra apetencia y ganas. Y si nos animamos a completar todo el juego, podemos invertir más de 50 ó 60 horas (o más incluso) en superar por completo GTA: San Andreas.
Pero como os decíamos hace un momento, hay mucho más que hacer en esta aventura. La cantidad de tareas secundarias que podemos llevar a cabo es sencillamente colosal y enumerarlas todas nos llevaría muchísimo tiempo. Pero pensamos que con citar unos ejemplos es más que suficiente para que os hagáis una idea de la inmensa cantidad de contenido que se ha incorporado en este juego, exactamente el mismo que ya disfrutamos hace una década en su versión original de PS2. De esta forma es posible pasarnos por el gimnasio, adquirir armas, intimar con chicas, robar vehículos, traficar con drogas, reclutar a nuevos miembros para nuestra banda Orange Grove, jugar en los casinos...
Y todas estas acciones nos harán disfrutar de lo lindo, expandiendo más si cabe la experiencia de juego hasta niveles excelsos. Pero no sólo eso, ya que a medida que nos vayamos haciendo con el control pleno de la ciudad, iremos ganando en autoridad y respeto, una de las claves de esta aventura. En suma, estamos ante una producción que cualquiera que no la disfrutara en su momento debería probarla y gozar de ella como se merece. Es un título sublime.
Eso sí, también es necesario advertiros de un punto que, aunque ya esperado, debemos apuntar: el control. Como sabéis esta aventura de acción (y como sucede con todos los sandbox) ostenta un sistema de control bastante completo y que, en su versión original de PS2, hacía uso de todos los botones del mando, sticks analógicos incluidos. Y como era de esperar, dicho sistema se ha adaptado "como se ha podido" a esta versión para dispositivos táctiles, ofreciendo unas alternativas más o menos decentes y eficaces pero que, en ningún caso, pueden hacer sombra al manejo dispuesto en el título genuino.
Los cambios más notorios que se han implementado en esta edición son dos. Por un lado, a la hora de disparar a nuestros rivales podemos hacerlo marcándoles directamente con el dedo sobre la pantalla táctil, existiendo además la función de [/b]auto-apuntado[/b]. Gracias a este cambio los tiroteos transcurren de manera fluida, pero ya os avisamos que la sensación que transmiten no es la misma y, además, a veces falla el reconocimiento de nuestras acciones sobre la pantalla, sobre todo cuando las cosas se ponen "calientes".
Y por otra parte, a la hora de pilotar se han introducido diferentes opciones de manejo, pudiendo hacerlo empleando el giroscopio de los dispositivos o, en su defecto, los ya consabidos controles "on screen". Y como sucedía en el caso anterior, este sistema funciona correctamente, pero su precisión palidece en comparación con la ofrecida en el título de PS2.
Clásico pero algo renovado
Otro de los cambios introducidos en esta entrega afecta a su disposición gráfica. Y en este caso, ha sido esta versión la que ha salido ganando, ya que técnicamente muestra un aspecto más cuidado.
Donde más se aprecian las mejoras gráficas implementadas es en dos apartados puntuales: el modelado de los personajes y la distancia de dibujado de los decorados. Así, tanto el protagonista principal como el resto de los tipos que se dejan ver durante la aventura son algo más redondeados y estilizados. Está claro que su aspecto no puede competir con el denotado en títulos como el propio GTA V, por ejemplo, pero para ser un juego de hace casi una década y readaptado a dispositivos móviles, su acabado es más que decente.
Y por otra parte, la apariencia de los escenarios ha ganado en solidez. Sí, siguen apareciendo elementos de la nada con bastante notoriedad, sobre todo cuando estamos a los mandos de algún vehículos (aéreo especialmente), pero su generación es menos brusca de lo que solía ser en el título primigenio y, además, la iluminación de los fondos ha sido reajustada.
El apartado sonoro sí que se ha mantenido intacto, algo muy entendible teniendo en cuenta que éste era perfecto. Efectos contundentes, una banda sonora excepcional y diálogos hablados constantes conforman una experiencia sonora inmaculada.
GTA: San Andreas es, por lo tanto, una aventura excepcional para dispositivos móviles. Su carga dramática y diversión que encierra únicamente es comparable a las horas de juego que nos brinda. Un título que nadie debería dejar de probar.
Rockstar ha creído oportuno trasladar la experiencia de juego de un clásico de PS2 como es GTA: San Andreas a las pantallas de los dispositivos móviles actuales. Y lo ha hecho con una versión que respeta al máximo el título original en todas las facetas, si bien técnicamente ha sido algo mejorado y su sistema de control reajustado, ofreciendo buenas alternativas táctiles a los usuarios de estos dispositivos. Una aventura de acción extraordinaria.
- Las posibilidades de juego que presenta son inagotables.
- El tamaño de la ciudad es increíblemente extenso.
- Su duración es impresionante para un título portátil.
- La jugabilidad se mantiene casi igual de atractiva que hace una década...
- ... A pesar de que el sistema de control a veces resulta algo "forzado".
