Han pasado más de 15 años desde su lanzamiento, pero todavía es fácil recordar la banda sonora de este juego. Su tema principal es uno de esos que te sobrecoge desde la primera escucha, y tiene todo el sentido del mundo, porque Lost Odyssey fue creado, en primer lugar, para emocionar. Este era el objetivo que tenía Sakaguchi con la historia de Kaim Argonar desde un principio: quería hacer un juego que provocara un impacto sobre su audiencia.
Es interesante dentro del lanzamiento de Final Fantasy XVI que miremos a Lost Odyssey. Al fin y al cabo, este juego es la escisión de la saga que cambió de nombre e incluso de plataforma para la época. Aunque hay muchas curiosidades sobre por qué se produjo este hecho, hoy me quiero centrar más en la razón por la que Lost Odyssey ha conseguido ser recordado en el tiempo. Un JRPG puede ser admirado por muchas cosas: su sistema de combate, sus gráficos para la época, su mundo, su historia, sus personajes... En el caso de Lost Odyssey, el protagonista era un tema: ¿realmente queremos vivir para siempre?
Esta aproximación es muy interesante, pero el equipo de Mistwalker la trató de una forma que incluso a día de hoy me parece única. Kaim Argonar es un ser inmortal que ha vivido mil años en este mundo. Pero, en vez de contar una nueva historia con un personaje así de atractivo, se explora su condición inmortal desde una perspectiva humana. Es por eso que el conflicto personal de Kaim es más recordado que la historia principal del juego, que es mucho más típica y termina cayendo en lugares comunes mil veces explorados en el JRPG. A los jugadores les causó más impacto el final del primer CD o las historias contadas en Mil Años de Sueños, que el propio final del juego. Lo realmente fascinante de Lost Odyssey es que presentaba la inmortalidad de su personaje no como una fantasía de poder, no como mil años de batallas; sino como mil años de pérdidas y recuerdos dolorosos.
La pluma es más fuerte que la espada
Ser inmortal puede ser atractivo en primera instancia. El ser humano ha ansiado vivir más tiempo desde que es consciente que va a morir. El juego, por tanto, se hizo las preguntas correctas. ¿Es tan atractivo vivir para siempre si eso significa ver cómo todo aquel que amas muere mientras tú sigues vivo? ¿Ver cómo el mundo cambia ante tus ojos para convertirse en algo completamente distinto que ya no eres capaz de reconocer? Esta es la misma aflicción que vive el vampiro romántico al enfrentarse a su condición inmortal. El mejor ejemplo es el del vampiro Armand en Entrevista con el Vampiro, al ver cómo el espíritu de su tiempo se había esfumado y necesitaba alguien que le ayudara a reconectar con la nueva época.
Sakaguchi no se esconde. Antes de querer hacer un JRPG o una historia, quería hablar de este tema y de este personaje. Tenía en mente crear un juego capaz de emocionar a sus jugadores. Para ello se rodeó de un equipo talentoso y en el que destacaba algo pocas veces visto en el mundo del videojuego: un escritor tradicional que fuera capaz de transmitir correctamente la sensibilidad de este tema. Eligió a Kiyoshi Shigematsu, un novelista famoso en Japón cuyas historias solían tratar sobre la familia. No sobre batalla ni personajes superpoderosos. El corazón de Lost Odyssey está en la familia. A ello se le sumó una idea tan osada como única: los recuerdos de Kaim se presentaban solo con texto acompañados de música, y la pluma de Shigematsu logró que fueran uno de los elementos más laureados de la obra. El juego se sentía tan distinto que hasta logró convencer a Jay Rubin, uno de los traductores más reputados y que rechazaba proyectos de videojuegos debido a su aversión a la violencia que contenían, a encargare de la localización al inglés.
Creo que Lost Odyssey, si le hacemos pasar la prueba del tiempo, se desvela como un JRPG tradicional que tiene un mundo interesante. Como juego era muy divertido, y para mí los turnos sin tiempo de batalla activo como los que presentaba, en consonancia con Final Fantasy X del que se sentía una evolución, me siguen pareciendo muy logrados. Se añadían algunas mecánicas como la barra de guardia o la oportunidad de hacer más daño en el tiempo correcto, que se unían a un juego de cámaras para los combates muy acertado. Incluso seguía teniendo un mapa tradicional que se exploraba muy abiertamente desde el mar.
Y sí, como he comentado, la historia general no era la más atractiva que hemos visto en un videojuego y no lograba estar a la altura de la de su protagonista. Pero es un juego al que se le nota claramente una cosa: tiene alma. En ocasiones, eso es más que suficiente. Cada vez soy más defensor de las experiencias imperfectas que, sin embargo, son capaces de transmitir más solo con aquellas partes realmente logradas, aunque tengan otras no tan brillantes. Lost Odyssey es un sólido JRPG, pero gracias a centrarse en sus personajes y en un tema en el que sabe profundizar y explorar, lo hace completamente único. Si sientes curiosidad por el juego o quieres revivir esta aventura, lo tienes disponible en Xbox como parte de la retrocompatibilidad de la consola.
En 3Djuegos | Análisis de Lost Odyssey
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