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Evolución de los datos biométricos en el mundo actual
El 28 de julio se cumplieron 163 años desde la primera vez que se usaron las huellas dactilares como sistema de identificación, dice Unisys.
Usar las huellas dactilares, la voz, el rostro o el iris como forma de identificación cada vez es más común en diferentes aspectos. Por ejemplo, casi todos los teléfonos inteligentes cuentan hoy en día con sensores de huella dactilar o reconocimiento facial, sea para su desbloqueo o para acceder a aplicaciones bancarias.
Sin embargo, esta tecnología ya no está solo presente en nuestros celulares. Cada vez es más común que, para hacer trámites bancarios, como abrir cuentas, nos pidan nuestras huellas dactilares. Incluso, en algunos países, para emitir la licencia de conducir toman tus huellas e incluso escanean tu iris.
Sin embargo, no todas las personas aceptan o gustan de esta tecnología. Unas 92 de cada 100 personas están dispuestas a proporcionar sus datos biométricos, especialmente para cuestiones bancarias, según la Encuesta al Consumidor FICO 2021: Comprobación de identidad y banca digital.
Pero, ¿cómo comenzó la biometría como sistema de identificación? Para conocerla como la conocemos hoy en día, esta práctica ha recorrido un largo trayecto para llegar a donde se encuentra hoy.
Un 28 de julio de 1858, este sistema de identificación mediante huellas dactilares se comenzó a utilizar en la India. Sir William James Herschel utilizó la impresión de la palma de las manos en la parte posterior de un contrato firmado con un hombre de negocios, aunque lo hizo solo como un capricho. Después de esto, Herschel comenzó a requerir impresiones de la palma y, más adelante, simplemente las impresiones del índice derecho y los dedos medios en cada contrato que hizo con los locales, dándole un mayor valor que solo la firma en los contratos realizados
Por otro lado, esta tecnología era utilizada en China desde al menos el siglo XIV. Un explorador y escritor conocido como Joao de Barros escribió que los comerciantes chinos estampaban las huellas de la palma de las manos de los niños en papel con tinta. Los comerciantes hacían esto como método para distinguir entre los niños jóvenes.
En Occidente, la identificación confiaba simplemente en la «memoria fotográfica», hasta que Alphonse Bertillon, jefe del departamento fotográfico de la Policía de París, desarrolló el sistema antropométrico (conocido más tarde como Bertillonage) en 1883. Este era el primer sistema preciso, ampliamente utilizado científicamente para identificar a criminales, y convirtió a la biométrica en un campo de estudio.
El auge de la biometría
El robo de identidad en las instituciones financieras fomentó la adopción de datos biométricos en México para verificar a las personas. Desde el 2020, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) exige a los bancos capturar la huella dactilar, esto para todas las personas que abran una cuenta o un crédito. El objetivo de esto es dar más seguridad en las transacciones.
Además, con la llegada de la pandemia de covid-19, la suplantación de identidad y robo de datos personales crecieron en niveles jamás antes vistos, por lo que, en el último año, la biometría ha ganado más terreno alrededor del mundo.
¿Pero, es confiable?
De hecho, la biometría agrega un candado más ante posibles ataques. Si tenemos una contraseña fuerte, y a esto le sumamos el uso de nuestros biométricos, es más difícil que alguien pueda robar nuestra información o acceder a nuestras cuentas.
Se sabe que las autoridades gubernamentales de los países de América Latina están trabajando para utilizar la biometría cómo manera de crear una identidad ciudadana unificada. El Unisys Security Index 2020 reveló que la mayoría de los ciudadanos de la región confía en la tecnología. El 85 % está extremadamente, muy o algo confiado en que esta medida protegerá mejor sus datos personales y su identidad.
Un estudio de fraude de identidad de 2018, realizado por Javelin Strategy & Research, reveló que el fraude de identidad solo en los EE. UU. afectó a 16,7 millones de personas con una pérdida de US$16,8 mil millones. Más allá de la pérdida financiera, el fraude de identidad también puede tener graves consecuencias cuando los terroristas amenazan la seguridad nacional y ciudadana o cuando los estafadores pueden utilizar documentos de identidad falsificados, robados o alterados para hacerse pasar por otros y robar los derechos y beneficios de los ciudadanos.
Los próximos pasos
Hoy en día, las grandes empresas tecnológicas están desarrollando software o aplicaciones que permitan llevar una mejor administración de los datos biométricos y, además, permiten almacenar estos datos con mayor seguridad.
Por ejemplo, en Unisys contamos con Unisys Stealth (identity), el software de administración de identidad biométrica de la compañía para el procesamiento de inscripción biométrica a gran escala que admite fusión multimodal (SteathFusion) de huellas dactilares, rostro, iris y voz, así como biometría del comportamiento, con la capacidad de integrar nuevas modalidades biométricas en el futuro.
La premisa de los datos biométricos es que «solo hay un solo tú», por lo que tus datos biométricos te dan mucha más seguridad que un simple pin o contraseña. Si aún no estás convencido de adoptar o estar a favor de esta tecnología, solo recuerda que aproximadamente cada dos segundos hay una víctima de robo de identidad. Hacer uso correcto de tus datos biométricos y tener contraseñas fuertes puede evitar que seas la siguiente víctima.
Sobre el autor: Alexis Aguirre es director de ciberseguridad de Unisys para América Latina. Tiene más de 20 años de experiencia en mercados de telecomunicaciones y seguridad cibernética; anteriormente, dirigió el equipo de seguridad de British Telecom donde se encargó de desarrollar las soluciones de protección de la compañía en América Latina. También ha trabajado en posiciones técnicas y de ventas en empresas como Comsat International, Lockheed Martin y Hughes Network Systems. Es licenciado en Ingeniería Electrónica por la Universidade de Campinas (UNICAMP) y tiene un MBA por la FIA/USP (Universidade de São Paulo). Tiene certificaciones en sistemas de seguridad y satélite, como Netscout, Cisco, Zscaler, Check Point, Hughes y otros.