El Gran Hermano americano
crítica a Citizenfour (Laura Poitras, 2014) / ★★★★
Imagínese tener acceso al despacho del entonces director del Washington Post cuando los periodistas Woodward y Bernstein desvelaban por primera vez detalles del escándalo Watergate. Imagínese allí, sentado junto a los protagonistas, en una habitación plagada de vasos de plástico con cafés fríos y cajas de pizza, sumergido en la atmósfera adrenalínica y severa que poseen los momentos históricos. Si hacer un buen documental depende en gran parte de tener acceso directo a un buen personaje o a una buena historia, Citizenfour es el más revelador que se ha visto en los últimos años. La película de Laura Poitras sobre Edward Snowden se centra en los días previos a la publicación de los archivos clasificados de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), tras la que quedaron expuestos los planes de vigilancia gubernamental a ciudadanos americanos y a líderes del planeta. Millones de conversaciones, mails y mensajes de texto privados intervenidos con fines inciertos. Un escándalo en toda regla que salió a la luz gracias a las dudas morales de este informático de la NSA.
Citizenfour posee el tono trepidante del thriller político que mantiene al espectador pegado a la butaca. En el filme, el Gobierno de los Estados Unidos aparece como un Gran Hermano cuyo ojo omnipresente, la NSA, acecha a sus protagonistas. Desde la moderna habitación del hotel-rascacielos de Hong Kong en la que se esconden, Snowden va revelando al periodista Glenn Greenwald los secretos robados. La cámara de Poitras graba día y noche; cada gesto, cada palabra, quedan registrados: las discusiones sobre cómo manejar la fenomenal tormenta mediática que se avecina, las consecuencias que ésta traerá en sus vidas… También registra algún momento cómico fruto de la paranoia —justificada— en la que viven instalados los personajes: por ejemplo, aquel en el que por primera vez vemos cundir el nerviosismo cuando salta la prueba de la alarma antiincendios del hotel. En otras partes del filme nos olvidamos de quién es Snowden y en su lugar vemos a un joven normal, un poco más ojeroso y flacucho que al comienzo, con la mirada perdida, pensando quizá en aquella novia de la que se despidió con una sencilla nota en la nevera que decía “cariño, me voy de viaje de empresa”. Y ese lado humano también es trascendental para la calidad y verosimilitud del trabajo.
[Spoiler*] La última hora del documental narra los eventos posteriores a la publicación de las revelaciones de Snowden, su salida del hotel de Hong Kong y su posterior asilo en Rusia; nos muestra a Greenwald en Brasil dando una conferencia sobre espionaje, y la detención de su pareja en el aeropuerto de Londres. El epílogo merece ser destacado. En él, Snowden y Greenwald intercambian notas en una sala de Moscú, evitando hablar en alto sobre el que parece ser un nuevo “soplón”. [Fin spoiler] La secuencia es de una carga poética y dramática extraordinaria. Seríamos injustos si no destacáramos lo arriesgado de la empresa. Citizenfour es la tercera parte de la trilogía de Poitras sobre los Estados Unidos tras el 11-S (las dos previas son My Country, My Country sobre la guerra de Irak y The Oath, sobre Guantánamo). Poitras ya estaba en la lista de vigiladas por la NSA antes de que comenzara a rodar Citizenfour, y fue su experiencia en retratar temas escabrosos sobre la seguridad nacional lo que hizo que Snowden se dirigiera a ella. La directora vive a caballo entre Estados Unidos y Berlín, ciudad donde se refugia cuando las cosas se ponen feas en su país. Su material cinematográfico ha sido requisado por las autoridades americanas en varias ocasiones.
Es difícil no sentirse un poco contagiado de esa inquietud. Cuando se encienden las luces de la sala sientes que algo ha cambiado. Tu móvil, tu correo electrónico, tu buscador de Internet… ¿Y si es cierto? ¿Y si hay alguien en el desierto de Utah que está registrando el IP del ordenador desde el que escribo esta crítica? ¿Cuáles son los límites a la vigilancia? ¿Hasta qué punto se puede garantizar la privacidad cuando el propio individuo cede tanta información sobre sí mismo diariamente a través de Internet y las redes sociales? Son preguntas que causan pánico y que, por supuesto, no quedan contestadas en la película, a pesar de que ésta apuesta fuertemente por la teoría de que el Gobierno americano tiene programas de vigilancia ilegal. La inquietud que uno siente al ver Citizenfour tiene que ver con la temática, sin duda, pero también con la forma magistral de la directora de construir un filme apasionante con una cinematografía y una edición trepidantes. Esperemos que los miembros de la Academia la premien como se merece, como ya ha ocurrido con decenas de jurados en otros festivales. | ★★★★★ |
Inés Esteban González
Redacción Nueva York
Estados Unidos, 2014, Citizenfour. Directora: Laura Poitras. Productora: HBO Documentary Films. Fotografía: Kirsten Johnson, Trevor Paglen, Laura Poitras, Katy Scoggin. Montaje: Mathilde Bonnefoy. Personalidades que aparecen en el documental: Edward Snowden, Jacob Appelbaum, Julian Assange, William Binney, Glenn Greenwald, Ewen MacAskill, Lindsay Mills, Laura Poitras, Jeremy Scahill. Premios: Nominada al Óscar a mejor documental 2015.