Conflicto en Oriente Próximo

¿La ofensiva de Israel contra Hizbulá es el inicio de la guerra total en el Líbano? Estos son los posibles escenarios

Apenas 24 horas después de la explosión de los walkie-talkies, el país ha registrado el mayor número de ataques israelíes en un día en el sur desde que comenzaron los enfrentamientos en octubre

Humo provocado por un bombardeo israelí en el sur del Líbano.

Humo provocado por un bombardeo israelí en el sur del Líbano. / AYAL MARGOLIN / CONTACTO / EUROPA PRESS

Andrea López-Tomàs

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El pueblo libanés contiene la respiración. Mientras siguen pendientes de sus seres queridos, que continúan recuperándose en un centenar de hospitales en todo el país, escuchan los tambores de guerra. Con cada vez más fuerza, se van acercando a sus ciudades. Tras el doble ataque a los dispositivos electrónicos de Hizbulá en todo el Líbano, que mató al menos a 37 personas, incluidos niños, los temores de una guerra a gran escala parecen haberse convertido en realidad. El comité nacional de desastres y crisis del Gobierno interino libanés ha empezado a acumular alimentos, preparar refugios y adecuar hospitales para lo que pueda venir. Este viernes Hizbulá ha lanzado al menos 140 cohetes contra Israel después de que el sur del Líbano fuera atacado, sin que se registren víctimas. Casi un año después del inicio de los enfrentamientos fronterizos entre el Ejército hebreo y la milicia libanesa, la reciente agresión israelí en suelo libanés parece haber mostrado un cambio en el curso del conflicto.

Apenas 24 horas después de la explosión de los walkie-talkies, Israel sacó toda la artillería. La noche del jueves ha registrado el mayor número de ataques israelíes en un día en el sur del Líbano desde que comenzaron los enfrentamientos en octubre. Más de 50 bombardeos han iluminado la noche libanesa. Los medios israelíes se atreven a vaticinar que, a partir de ese momento, el Líbano se ha convertido en el principal campo de batalla de Israel, desplazando a la Franja de Gaza. Mientras, el Ejército hebreo ya ha empezado a trasladar tropas desde el enclave palestino y de la Cisjordania ocupada a la frontera norte después de la decisión del Gabinete de trasladar la mayor parte de las capacidades militares a la zona. El miércoles el ministro de Defensa, Yoav Gallant, declaró el "comienzo de una nueva fase de la guerra" al desplazar "el centro de gravedad hacia el norte".

Principios de Hizbulá

Un día después, el líder de Hizbulá, Hasán Nasrallah, tachó los ataques israelíes contra los dispositivos electrónicos de "declaración de guerra". Aun así, advirtió a Tel Aviv que no intentara una operación terrestre en el Líbano. "El comandante de la región norte, un tonto, ha propuesto crear una zona de seguridad; bienvenidos, realmente queremos que pongan un pie en el Líbano", bromeó en un discurso televisado, acompañado por los vuelos a baja velocidad de los aviones de guerra israelíes sobre Beirut. "Lo que ustedes ven como una amenaza es una oportunidad para nosotros; el sur del Líbano será una trampa, un abismo y un infierno para ustedes", recordó a los israelíes, a la vez que tildó el "escenario de una guerra total" de "exagerado". Pero la realidad sobre el terreno, cambiante a cada minuto, parece indicar otra cosa.

Esta situación sin precedentes ha llevado a muchos a preguntarse cuál será el siguiente paso en el campo de batalla. "Durante toda la guerra, Hizbulá se ha mantenido firme en dos principios rectores: quiere continuar con este frente de apoyo mientras no haya un alto el fuego en Gaza, al que se aferra ideológicamente, y no quiere llevar a cabo operaciones contra Israel tan severas que amplíen la guerra a un conflicto total", afirma David Wood, analista senior del Líbano para el International Crisis Group, a EL PERIÓDICO. "Hizbulá volverá a repensar este proceso para disuadir a Israel de realizar operaciones similares y mantener la seriedad de no expandir las operaciones, pero, a medida que esta dinámica de enfrentamientos cada vez más violentos continúe, Hizbulá tendrá menos opciones para tomar represalias de una manera menos arriesgada que termine expandiendo la guerra", reconoce el investigador.

"Detener la agresión en Gaza"

A lo largo de estos meses de enfrentamientos, entre octubre y julio, Hizbulá e Israel han sufrido un total de 7.491 ataques, según el Armed Conflict Location and Event Data (ACLED). El Ejército israelí es responsable del 83% de ellos. En todo este tiempo, una mayor intensidad de los ataques israelíes no ha disuadido a Hizbulá de responder. "En los últimos 12 meses, en términos de la intensidad de los ataques y la expansión de los campos de batalla, y si no hay un alto el fuego permanente y no hay estabilidad para volver a la frontera entre Israel y el Líbano y el conflicto sigue intensificándose, tal vez lleguemos a un punto en el que se produzca una guerra a gran escala", considera Wood. "Tal vez lleguemos a un punto en el que no haya diferencia entre los enfrentamientos actuales, que aumentan continuamente en intensidad, y una guerra a gran escala, escenario que parece mucho más cerca", reconoce el investigador del Líbano.

Pese al despliegue de más tropas a lo largo de la frontera, Israel no ha aprovechado la confusión de los ataques contra los dispositivos electrónicos para emprender esta ofensiva bélica. Al caos no le han acompañado ataques aéreos más allá del sur del Líbano. Nasrallah dio la clave en su discurso: "la única salida [a la actual situación de enfrentamientos transfronterizos] es detener la agresión contra Gaza". Pero Israel no parece dispuesto a ello. "El objetivo de las agresiones de esta semana parece ser obtener una ventaja psicológica para convencer a Hizbulá de retirarse a pesar de no tener un alto el fuego permanente en Gaza", apunta Wood.

Lecciones del pasado

Israel, por su parte, tiene dos opciones para lidiar con el Líbano: ampliar la zona de fuego libre en la frontera para que Hizbulá no lance ataques transfronterizos –"atacaremos ambos frentes", prometió Nasrallah–, o la temida invasión terrestre, que podría llevar a una posterior ocupación del sur del Líbano. La historia sugiere que lanzar una ofensiva a gran escala no beneficiará a Israel. En 1982, el Estado hebreo libró una ofensiva en el Líbano que también debía ser relámpago. Finalmente, se quedó ocupando el sur del país hasta el año 2000 y se retiró sin logros. Durante esos años de ocupación, nació Hizbulá como la "resistencia contra el enemigo sionista". 

Lejos queda aquella época en que el grupo chií era una simple milicia. Ahora, Hizbulá recibe el apoyo directo de Irán, cuenta con más de 100.000 milicianos y un arsenal envidiable de decenas de miles de misiles y drones. El primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, parece decidido a devolver a los 60.000 israelíes desplazados de la frontera, pero los precedentes de los últimos meses en Gaza, con un conflicto enquistado, brutal y repetitivo, demuestran la falta de estrategia del actual Gobierno israelí en el plano militar. Después de admirarse ante la destreza de sus servicios de inteligencia, muchos israelíes empiezan a recriminarle que una guerra contra el Líbano solo supondrá repetir los errores del pasado más reciente.

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