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lunes, 7 de agosto de 2023

la conexión francesa y el tren elevado


«Contra el imperio de la droga [The French Connection] está muy lejos de ser una película convencional. [Friedkin] se sentía cómodo en el lenguaje del documental, y lo usó, lo cual confirió al filme una atmósfera poco rígida y controlada que anticipó en una década Canción triste de Hill Street. Friedkin no solía molestarse en construir sólidamente una escena; sólo le decía al cámara que siguiera a los actores. Además, el paisaje moral de la película era oscuro y complicado. Y europeo. “En aquellos días, Coppola, yo y otros directores nos sentábamos a conversar sobre el futuro del cine”, recuerda. “Ya me entiendes, que si Godard o Fellini, que si documentales y realismo callejero o formalismo y obras de la imaginación. A mí no me parecían extremos diametralmente opuestos. Había visto Z, de Costa-Gavras, y me hizo comprender que se podía coger una historia real y convertirla en algo tan emocionante como la mejor ficción. Yo pensaba: Eso lo sé hacer yo, coño, es como introducir la técnica del documental; esta postura ejerció una gran influencia en Contra el imperio de la droga”». 

Peter Biskind, Moteros tranquilos, toros salvajes, trad. Daniel Najmías, Barcelona: Anagrama, 2004 [1998], pp. 262-263.

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The French Connection (1971) fue un referente inspirador para Santiago (García) y yo en El vecino 1 (2004), en concreto por el tipo de final que tiene la película de William Friedkin: abrupto, seco, inesperado, no concluyente, tan nouvelle vague a la americana. La película nos encantaba y quisimos traer a nuestro cómic algo de su espíritu. Hace poco vi Sorcerer (1977), de la que tenía un recuerdo muy vago, y me pareció una absoluta brutalidad (sobre este filme se comentan muchas cosas interesantes en una conversación de 2015 entre Friedkin y Nicolas Winding Refn, divertidísima, que ha circulado mucho en redes). De El exorcista (1973) solo puedo decir que, cuando la vi de chaval, no muy niño, en los ochenta, tuve la misma experiencia que miles de personas: nunca había pasado tanto miedo viendo una película. 

Hace unos años, investigando influencias recíprocas entre cómic y otras artes, descubrí que Friedkin planeó rodar una película de dos horas para la cadena televisiva NBC adaptando el Spirit de Will Eisner. El proyecto no llegó a buen puerto, pero es interesante que Friedkin explicó lo siguiente en un artículo de prensa de 1976:

“Muchos directores de cine han sido influidos por The Spirit, yo incluido. Mira esto”. Y Friedkin mostró la portada de cierto cómic con cierto hombre corriendo delante de un tren elevado. “De aquí es de donde saqué ideas para la persecución en The French Connection".

De cara a la famosa persecución del coche al tren elevado, Friedkin y su equipo pagaron sobornos para conseguir permisos. Se ha contado muchas veces que para conseguir el permiso de rodaje dentro del tren elevado untaron a un funcionario con 40.000 $ de la época y un “viaje de ida” a Jamaica para “retirarse” porque sabía que le despedirían en cuanto vieran la película. Pero hay secuencias donde no hubo ni eso. Bill Hickman (1921-1986) era el especialista del coche, el mismo que había conducido en Bullitt (1968, dirigida por Peter Yates y producida por el mismo productor de The French Connection, Philip D’Antonien lugar de Steve McQueen. Hickman además actúa en un papel secundario en The French Connection, el agente federal que discute todo el tiempo con “Popeye” Doyle / Gene Hackman. Aquí debajo, a la izquierda:

Hickman se sintió desafiado por Friedkin cuando este le dijo que el material de persecución que ya habían rodado no era muy bueno. El especialista retó al director y este mandó montar una cámara en el coche. El propio Friedkin decidió manejar la cámara por encima de su hombro, sentado detrás, porque él “era joven y soltero, y los dos cámaras tenían familia”. El especialista Hickman condujo a lo largo de 26 bloques de Brooklyn a través del tráfico rodado, a 145 km por hora, sin extras pagados y sin permiso (solo miembros de su equipo para contener tráfico lateral y algunos policías fuera de servicio pagados por la producción). Como aviso a peatones, instalaron una sirena de policía en el techo del coche que nunca fue fotografiada. Una de las pocas cosas que sí escenificaron luego fueron los planos de la mujer con el carrito de bebé. Friedkin le dijo al conductor Hickman antes de empezar a rodar ese día:

“Solo podremos hacer esto una vez, no estamos protegidos, tendremos suerte si salimos de esto sin ser arrestados, vamos a robar esta secuencia, así que tienes que dármela. REALMENTE tienes que dármela”.

Gene Hackman condujo en otra secuencia para rodar primeros planos, durante la cual tuvo que esquivar a un conductor que salió inesperadamente a su paso; Hackman chocó contra el coche “espontáneo” y acabó estrellado contra un pilar. El resultado de todo este “guerrilla filmmaking” es una memorable escena de persecución de coche rodada como si fuese un documental o de cinéma verité, que a su vez refleja los temas de la película, la delgada línea entre el criminal y el policía y la obsesión de este último por hacer cuanto fuese, legal o ilegal, para cazar al primero. Por supuesto, nada de esto podría hacerse ahora, pero estamos hablando de la Nueva York de los primerísimos setenta. Muchos años después de filmar la escena del coche persiguiendo el tren elevado, Friedkin reconoció que en aquel entonces era como el Capitán Ahab persiguiendo obsesionado a la ballena. También admitió: “Fue algo terrible de hacer, fue muy peligroso y puso vidas en peligro. Tengo que decirte que nunca volvería a hacer algo así”.

The French Connection, una película que me dispongo a ver de nuevo ahora mismo. Descanse en paz, William Friedkin (1935-2023).

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PS. La portada de cómic que Friedkin enseñó como referencia o influencia para “arguably the greatest car chase ever filmed in the history of motion pictures” era esta:


Actualización: vídeo cortesía de Ricardo PopBelmondo donde William Friedkin explicaba recientemente la famosa escena de persecución: enlace | Añado también algunas imágenes del Spirit al que nos referimos. Arriba, cubierta para la reedición de The Spirit en la revista de Warren Publishing (nº 3, agosto 1974). Debajo, dibujo de Will Eisner para dicha cubierta:


Ese número de la revista de Warren comenzaba con la reedición de “Black Alley”, un Spirit de 1949 guionizado por Jules Feiffer y dibujado a lápiz por Will Eisner (tintas de ¿Eisner? | color de Jamison, rotulación de Abe Kanegson). “Black Alley” (1949) contenía páginas como estas (la primera, de la edición original de 1949; las tres últimas, sacadas de una edición española de 1989):


Sí, en efecto. Ahí estaba el tren elevado.

domingo, 2 de abril de 2023

Cartel Feria del Libro de Málaga 2023

Por encargo de la Asociación de Libreros de Málaga y de su presidenta Noelia Clavero, he tenido el gusto de dibujar y diseñar el cartel para la Feria del Libro 2023 de mi ciudad. Comparto debajo bocetos del proceso y resultado final, comentando que, una vez que entinté y escaneé, las separaciones de color las preparó el fabuloso Daniel GojénolaDespués elegí los colores, aclaré algunas líneas y, por último, preparé capas separadas de diversos elementos del cartel para que puedan ser animados por los encargados de realizar gifs.

El cartel oficial es el de la figura en primer plano; la versión con la figura de cuerpo entero, sentada en el característico poyete del paseo marítimo de La Malagueta, es para aplicaciones derivadas. Nota de prensa en Europa Press: enlace






Cartel acabado:
Variante:

miércoles, 6 de mayo de 2020

marcianos entre nosotros


Imagínate que justo el sábado antes de que empezara todo esto te has enrollado, borrachera mediante, con alguien a quien acabas de conocer. Y que despiertas en su cama después de dormir la mona, por la tarde. La tajada fue tan gorda que no recordáis nada. Poco a poco, desde el balcón descubres que ocurre algo raro.
—¿No hay más gente en la calle a esta hora, aunque sea domingo?… ¿Ha pasado algo o han dicho algo?
Sigo escribiendo cosas sobre arte y confinamiento, en esta ocasión desde mi colaboración para el PANZINE de Borja Crespo y Ricardo Mena, sigue aquí

sábado, 21 de marzo de 2020

domingo, 5 de enero de 2020

'En el principi...'

Hoy publico en el diario ARA una página de cómic. Sin palabras, como es "restricción" habitual en la sección donde se publica, a autor y página única por semana, Gràfica Radiant, una sección que coordina Xavi Serra. Puede leerse aquí

(con abrazos vecinales para Santiago)


miércoles, 1 de enero de 2020

el vecino, del cómic a la pantalla


El periodista y gestor cultural Héctor Márquez me ha pedido que cuente cómo ha llegado a realizarse la adaptación audiovisual para la plataforma Netflix de El vecino, la serie de cómic que realizo desde hace quince años junto con el guionista madrileño Santiago García (Premio Nacional del Cómic 2015 junto con el dibujante Javier Olivares por Las meninas). De modo que siguen unos párrafos en los que intento poner en orden mis recuerdos sobre esta historia.
Desde que Santiago García y yo publicamos el primer álbum de la serie El vecino (Astiberri Ediciones, 2004) se habían intentado cinco o seis proyectos de adaptación audiovisual, algo que nunca buscamos de manera intencionada. Como Santiago y yo solemos decir, nosotros hacemos libros, cómics, no cine o televisión. Si estos últimos llegan, bienvenidos sean, pero nunca fue un objetivo expreso. El primero de esos proyectos audiovisuales data de finales de 2004, es decir, el año del primer tomo de El vecino, cuando dos productores madrileños nos contactaron; más tarde les seguirían otros. Supongo que los interesados veían un material adecuado, en ideas y personajes, para adaptarlo a lenguaje audiovisual —siempre se pensaron para imagen real, no para animación— porque El vecino era, al menos en el primer libro, una comedia de situación que, sin embargo, atravesaba sus momentos melancólicos en una historia que aplicaba una mirada costumbrista y cotidiana al mundo habitualmente extraordinario del superhéroe. Sí, El vecino tenía un superhéroe dentro, un  desastroso “héroe por accidente” que habitaba un barrio de una gran ciudad sin nombre pero inequívocamente española. Sus “hazañas” como superhéroe, no obstante, quedaban siempre fuera de la vista del espectador puesto que el foco de la historia recaía en el mundo ordinario, su entorno de vecinos y compañeros de trabajo, jóvenes adultos de vidas aún precarias que intentan abrirse paso, así que incluso por ese lado era una adaptación para la pantalla que no requería un gran presupuesto de efectos especiales. Sin embargo, por una u otra razón Santiago y yo no llegamos a firmar nada, una veces porque el proyecto no nos convencía; otras, porque no llegaba a cristalizar. Casi todas aquellas propuestas estaban pensadas para largometraje de cine; por entonces la producción de series no estaba tan desarrollada como hoy ni las grandes plataformas televisivas se habían expandido internacionalmente gracias a internet y los smartphones ytablets de esta década que ahora termina. Total, que ninguno de aquellos proyectos se llegó a desarrollar y, con los años, terminamos olvidando el asunto.
[...]

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El texto que me pidieron para el blog del centro cultural La Térmica Málaga, sobre la adaptación audiovisual de El vecino que se acaba de estrenar internacionalmente en la plataforma Netflix, sigue aquí

(un abrazo vecinal para todo el equipo de producción)


viernes, 27 de diciembre de 2019

(el) origen

Hoy a las 19:00 presentaremos en Málaga (Librería Luces) El vecino. Origen (2019, Astiberri), un tomo que recopila los tres primeros volúmenes de la serie de cómic que venimos haciendo Santiago García y servidor desde hace quince años, y que incluye un prólogo de Nacho Vigalondo, otro texto de nuestro primer editor y el primero que creyó en este proyecto, Fernando Tarancón, más abundantes extras comentados por Santiago & me. Me acompañarán y presentarán esta tarde mis queridos Ricardo León y Gaspar Rabadán, jóvenes artistas con los que he compartido años de carrera durante esta década en la Facultad de Bellas Artes de Málaga. No os lo(s) perdáis: con ellos las risas (con fundamento) están garantizadas.

Aprovecho para agradecer las numerosas muestras de cariño de estos últimos meses, y recordad que en unos pocos días, el 31 de diciembre, se estrena la adaptación audiovisual de El vecino que ha producido Zeta Audiovisual para Netflix, con los primeros episodios dirigidos por Nacho Vigalondo; protagonizan Clara Lago, Quim Gutiérrez, Adrián Pino y Catalina Sopelana.

Tráiler oficial

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El vecino. Historias (2019, Astiberri), el tomo que recopila las historias breves del universo vecinal que hicimos para revistas como El Manglar o NSLM, acompañado de nuevas historietas inéditas, más un prólogo de Manuel Bartual y abundantes extras, sigue a la venta en todas las librerías de España. También hablaremos de ello esta tarde en Luces.

(un abrazo vecinal y navideño desde aquí para Santiago, que vuelve a vivir en Estados Unidos)

sábado, 5 de julio de 2014

en la maison

Llevo ya unos días en Angoulême, Francia. He venido aquí básicamente a estudiar y dibujar. El pasado febrero presenté los proyectos de cómics que estoy realizando a La Maison des Auteurs, una residencia para dibujantes que pertenece al centro cultural público Cité internationale de la bande dessinée et de l'image (aprovecho para dar las gracias desde aquí a Antonio Altarriba por sus ánimos y apoyo, a Santiago García por sugerirme la idea, y a Héloïse Guerrier por su generosa ayuda en la traducción deh los documentos que tuve que presentar a la convocatoria), y el comité artístico de la Maison decidió seleccionarlos. El comité, del que forman parte dibujantes de renombre del cómic francobelga, se renueva cada cierto tiempo; de hecho ha cambiado recientemente, el que seleccionó mis proyectos fue uno diferente al actual.

Como digo, la Maison es una residencia artística que pertenece a la Cité de la BD, que por si alguien no lo sabe tiene también su sede en Angoulême, lugar donde se celebra desde hace 40 años el festival de cómic más importante de Europa. La Cité de la BD cuenta, ubicadas en varias sedes, con museo, salas de exposiciones, biblioteca, librería, cine (en el cine de la Cité, que por supuesto es público, vi precisamente hace unos días Under the Skin)... y esta formidable residencia artística. La Maison des Auteurs lanza tres convocatorias anuales para presentar candidaturas desde todo el mundo con proyectos relacionados con el cómic, la animación y artes visuales, y los seleccionados tienen la oportunidad de venir aquí a realizarlos, compartiendo espacio y comunidad con dibujantes de otros países, que incluyen a europeos, americanos, africanos o asiáticos. La Maison ofrece asesoramiento jurídico a los autores, pero también organiza actividades como exposiciones y encuentros profesionales con editores y otros autores.

En mi caso estoy aquí para realizar una residencia de verano durante todo el tiempo que mis obligaciones laborales en España me lo pueden permitir, lo que significa que estaré aquí hasta septiembre. Pero se puede permanecer más tiempo, de hecho el máximo de residencia permitida son cuatro años en total, que pueden ser discontinuos. La Maison me ofrece gratuitamente, como a otros dibujantes, alojamiento y uso de las instalaciones del taller. Los gastos ordinarios, de viaje y manutención corren de cuenta de cada dibujante. Precisamente la extinta beca AlhóndigaKomic de Bilbao ofrecía una dotación para sufragar la manutención a los becados, pero fue eliminada a pesar de las movilizaciones de hace un par de años para que siguiera convocándose. En mi caso tengo la fortuna de poder pagarme dichos gastos, pero viendo aquí a dibujantes jóvenes a los que no les resulta tan fácil afrontarlos, es inevitable recordar su lamentable desaparición. 

No son pocos los españoles que ya han pasado por aquí. Desde Alfonso Zapico a Álvaro Ortiz, pasando por Lola Lorente, Clara-Tanit, Martín Romero, Pep Domingo alias Nadar, y otros de los que (perdón) seguro me olvido. Yo también tengo el honor de figurar ya entre los autores residentes en estos momentos, que podéis consultar aquí: en el edificio de la Maison, de cuatro plantas incluyendo el sótano, están trabajando ahora mismo autores como Jessica Abel, Matt Madden, Chema Peral (quien de hecho es mi compañero de piso, situado a dos minutos a pie de la Maison), Rachel Deville, Golo o Lucas Varela, entre otros. Mi ficha personal en la Maison podéis verla aquí. Como podéis leer en el último enlace, he venido a esta residencia a continuar mis tres proyectos en marcha: Memorias de un periodista, una adaptación a cómic de los recuerdos de un periodista español, La crisis según, un ensayo gráfico que estoy realizando sobre la crisis financiera y política de los últimos años, y por supuesto el cuarto volumen de El vecino, con guión de Santiago García, que, aunque aún no tiene fecha de publicación, puedo prometer y prometo que avanza. Concretamente a un ritmo de dos páginas como esta al día:
En próximos posts iré mostrando el funcionamiento de la Maison, sus instalaciones, sus «inquilinos» y sus responsables, Pili Muñoz y Brigitte Macias, que me han tratado fenomenalmente (todo es fácil y cómodo aquí, y no lo digo por decir; solo tengo palabras de agradecimiento hacia ellas). De momento, algunas pistas sobre el marco incomparable que nos rodea:
La entrada de la Maison des Auteurs al atardecer, en la magic hour
(hay una luz maravillosa aquí, y muchas horas de sol ahora mismo; amanece sobre las seis y de momento hay luz hasta las diez de la noche; de hecho me han contado que en la región había una tradición de pintores paisajistas plein air que venían atraídos por la calidad de la luz)

Aunque en Angoulême no hay muchas distracciones, y por tanto se puede dibujar y dibujar y después dibujar, en la Maison a veces se organizan fiestas para hacer comunidad y facilitar los encuentros entre autores. Fiestas como esta: 
Con dibujantes de incógnito que se cuelan de matute:
(fotos de Eldine Vette)

A veces también puedes distraerte por las celebraciones callejeras de la victoria de la selección francesa en el mundial de fútbol:
Pero quitando esas excepciones, como digo, esto normalmente es un sitio de paz y tranquilidad que sólo invita al retiro espiritual. O artístico.

(à suivre)

domingo, 16 de febrero de 2014

hablemos de mí


Miguel Ángel Oeste me entrevista hoy en Diario Sur, con fotografía de Antonio Salas. Sí me gustaría reproducir aquí una pregunta que se ha quedado fuera finalmente, editada por razones de espacio: 

-¿Cómo ves el mundo del cómic en España? El éxito de Paco Roca, de Max, de David Rubín…
Sinceramente, creo que vivimos una nueva edad dorada del cómic español. En estos últimos años, y lo digo con la mayor objetividad que puedo, se han publicado algunas de las mejores obras de la historia del cómic español, sin nada que envidiar a nivel internacional. De algunos de los autores que citas y de otros.

sábado, 28 de septiembre de 2013

UN SUEÑO (AMERICANO)

Como me pasó con la ficción de Los Soprano, he pasado unos días encasquillado en la realidad, atrapado entre dos mundos desde que regresé de mi verano en Nueva York. Me despierto con la luz solar, como hacía allí. Sólo que aquí es, fastidiosamente, bastante más tarde, gracias por supuesto a que en Expaña no vamos con el huso horario que nos corresponde, algo de lo que ya me quejé hace un par de meses. Para entender la dimensión del asunto, un gráfico aquí. Aunque ayer mi madre, durante la comida semanal que respetamos escrupulosamente como un ritual, ahora reanudado, me comentó que ha oído en el telediario noticias esperanzadoras al respecto. El gobierno promete estudiar volver al huso horario occidental, el que abandonamos por una «peculiar» decisión de Franco.  Está en estudio, afirman. «No lo vamos a dejar en un cajón», dice también alguien de un gobierno que puede calificarse ya como el peor que hemos tenido desde la transición. Ha hecho falta, para variar, un toque «desde arriba» para que empiecen a plantearse seriamente, aún en «fase de estudio», eso sí, la posibilidad de revocar una decisión que desde los años cuarenta nadie se había planteado revocar para restaurar nuestro horario pre-Franco-amiguito de Hitler, y esto incluye en especial al partido que más años ha gobernado este país con diferencia desde la democracia, es decir, el artista antes conocido como pSOe (de «socialista» y «obrero»). No faltan ya las voces que relativizan la importancia de volver al huso horario occidental para que por fin la hora oficial corresponda con la hora solar, que si eso tampoco va a cambiar mucho nuestra vida, etc., y no puedo evitar pensar que quienes afirman eso necesitan quitarse la boina de sus embotados cerebros. Es importante insistir en lo MAL que sienta al cuerpo humano, preparado como animales diurnos que somos para activarse con la luz solar y sentir sueño cuando se va el sol, levantarse DE NOCHE a las seis o siete de la mañana como hacemos en este puñetero país, especialmente en el oscuro invierno, algo que no sucede ni en Portugal ni en Marruecos. Tampoco Canarias, con su famosa hora menos, «disfruta» de nuestro horario nazi impuesto en su día por Franco, diktator redefinido recientemente por algunos como un gobernante benévolo y majete; alguien que incluso lo «dejó todo preparado» antes de morir para darle a España una democracia que en realidad él «había deseado siempre», pero que sólo pudo activar «a su debido momento».

Así que, aunque sea una hora oficial después, me sigo levantando con el sol. Pero me ha pasado algo inquietante desde mi regreso, en lo que tal vez sea mi personal versión del jet lag (que no he sufrido). Resulta que abro los ojos por la mañana y, a pesar de que reconozco el techo y los muebles de mi dormitorio, durante un par de minutos me parece que sigo en Nueva York, encasquillado en una tierra de nadie mientras salgo del sueño, el territorio por excelencia de lo «Real». Un «interregno» en el que soy consciente de mi error geográfico y a la vez, de manera paradójica, sigo pensando que no estoy donde realmente estoy sino en NYC. Es un estado de «suspensión permanente», ni palante ni patrás, que no puedo evitar relacionar con Los Soprano, siquiera porque terminé de verla conforme dejaba la city y aterrizaba en mi casa (teléeeeefono). En Los Soprano, en efecto, hay mucho psicoanálisis y muchos momentos de gran ficción televisiva, de gran arte si queremos decirlo así, en los que parece dejarse atrás el lenguaje y lo simbólico para penetrar en el campo de lo Real en bruto: aquello que no podemos conceptualizar ni representar. «Hay que intentar atravesar (traverser) la fantasía, sabiendo que el sentido, tal y como lo mostraron Lévi Strauss o Lacan, probablemente no sea más que un efecto de superficie, un espejismo, una espuma», escribe Fernando Castro en su ensayo para Los Soprano forever. «El arte está siempre intentando hacerse con la "otra escena", esto es, con ese lugar en el que el significante ejerce su función en la producción de las significaciones que permanecen no conquistadas por el sujeto y de las que éste demuestra estar separado por una barrera de resistencia. Es la caída del sujeto que se supone que sabe lo que se opone a la noción de liquidación de la transferencia. El arte puede desbaratar lo que impone el síntoma, a saber, la verdad. En la articulación del síntoma con el símbolo no hay más que un falso agujero. El lenguaje está ligado a algo que agujerea lo real. Nosotros (sujetos/barrados) necesitamos para evitar disolvernos anudar la experiencia, aunque sea con un decir-a-medias. Lo real se encuentra en los embrollos de lo verdadero, es siempre un fragmento, un cogollo en torno al cual el pensamiento teje historias; el estigma de lo real es no enlazarse con nada. Entre la pasión voraz y el sentimiento anonadante, podemos tener la impresión de que todo se disuelve en el sinsentido o en la angustia». El sujeto, escribe unas páginas más adelante, «se determina como su propio eclipse. En la medida en que lo que se inscribe en lo simbólico es lo real (lo cual puede llamarse también advenimiento del sujeto a un real), ese ser, en última instancia, no es simbolizado por nada, salvo justamente por esa nada simbólica que es el corte. No necesitamos ahora "la voz alucinada" sino tan sólo comprender que lo real se da en un punto de separación total. Si el arte no ofrece ya consuelo, la mafia tampoco acaba sus "trabajos"».

Total, que de vuelta ya en casa en esta Expaña que se rompe, se rompe pero no se termina de romper, aún atrapado en ese limbo entre dos mundos, voy a intentar exorcizar mi personal «plano suspendido», una «anomalía» cuyo significado «real» se me escapa. Y para hacerlo no se me ocurre mejor forma que acudir a lo simbólico, el lenguaje, y hacer recuento aquí de las dos últimas e intensas semanas de mi estancia en Estados Unidos. Al menos para dejar constancia de ellas y clausurar simbólicamente una etapa inolvidable de mi vida.

Para empezar, en la primera semana de septiembre conseguí entrevistar a una leyenda viva del cómic norteamericano, uno de los objetivos de mi propuesta de investigación en Nueva York. Siento no poder dar más detalles de momento sobre este asunto. Tan solo apuntar ahora que resultó sumamente fácil acceder al autor entrevistado, que me dio todo tipo de facilidades y que fue muy generoso con su tiempo y sus respuestas. A su debido tiempo podréis leerlas en el lugar adecuado. Gracias por cierto por la ayuda prestada en esto a JMM, el artista antes conocido como José María Méndez.


Para continuar, el 12 de septiembre di una charla en la School of Visual Arts, una conferencia que les había prometido también en mi propuesta como visiting scholar, y que titulé Lose Yourself to Story: Tribulations of a Spanish Cartoonist. 45 minutos en los que usé como hilo narrativo conductor el pasado, presente y futuro de mi carrera como dibujante, pensando sobre todo en el tipo de cuestiones que les interesa a los estudiantes de una escuela artística. Desde mis primeras publicaciones en la segunda mitad de los noventa, tanto ilustraciones como tebeos –mi debut profesional en el cómic dentro del sello Laberinto de Planeta DeAgostini, dirigido por Toni Guiral–, con todas las dudas habituales del comienzo, sobre el camino a seguir y los temas personales, a los diversos hallazgos creativos que he ido encontrando en ese camino, a menudo por sorpresa. En este sentido intenté explicar algunas conclusiones sobre el lenguaje del cómic y del dibujo a las que he llegado, siquiera provisionalmente, lo largo de esa trayectoria. Colaborar con otros autores, por cierto –en mi caso es bien conocida mi larga colaboración con Santiago García– te enriquece y te permite llegar a lugares a los que por ti solo jamás habrías llegado. También les hablé abiertamente de las influencias en ese trabajo. Gestionar la «ansiedad de las influencias» pasa sobre todo, a mi juicio, por reconocerlas sin complejos y rendirles homenaje. En la última parte de la charla señalé algunas claves sobre mi trabajo como ilustrador –la ilustración y las artes gráficas en general tienen un gran peso en los estudios de la School of Visual Arts, particularmente en el Máster en Narración visual a cuyo programa estuve adscrito– y también les hablé de los libros que tengo entre manos ahora mismo: entre ellos El vecino 4, de nuevo junto a Santiago García, el libro de mi tesis sobre Frank Miller y uno en solitario que se titulará La crisis según/Los 15 mandamientos, un proyecto hecho realidad gracias al empeño de su editora, Isabel Cortés. Para cerrar el acto, las imprescindibles preguntas del público –un par de ellas giraron en torno a las herramientas y métodos de trabajo, al hilo de mis explicaciones previas– y un breve rato para enseñar la carpeta de originales, que me pidieron porque a los estudiantes les gustar verlos. En mi caso, las páginas que había dibujado estando en NYC. The city that never sleeps.















jueves, 6 de junio de 2013

TABLÓN DE AVISOS


ROTULAR CON MAX

Max va a impartir un taller de rotulación para cómic el 29 y el 30 de junio en Casa de la Familia Plómez (La Quinta de Sordo. Calle Rosario, 17, Madrid). No es la primera vez que he hablado en este blog de la rotulación, por su importancia y porque es un tema que me interesa personalmente. Sobre el taller de Max, toda la información en la web de Familia Plómez


(-algunos posts sobre rotulación en Es muy de cómic

-algo más sobre rotulación en el blog de Eddie Campbell
-Max anuncia su taller de rotulación)



400 GOLPES

Astiberri, la editorial con la que he crecido y me he hecho mayor en esto del cómic, celebra sus 400 golpes, o títulos publicados desde su fundación en 2001. Para conmemorarlo ha publicado este catálogo, una guía que incluye recomendaciones de sus cómics por parte de escritores, cineastas, bibliotecarios y otras personalidades de la cultura. Pero también, importante, organiza una fiesta el próximo sábado 8 de junio en el bar Picnic (Calle Minas, 1, Madrid) a las 22:00 horas.


Precisamente Santiago García, mi compañero de viaje con El Vecino, se ha marcado un emotivo post al respecto donde repasa su historia personal con Astiberri, que inevitablemente forma parte de la mía.

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En breve retomaré el blog, en cuanto termine el curso y me descargue algo de trabajo en varios frentes. Además, voy a tener cosas buenas para contar debido a una inminente aventura relacionada directamente con el cómic, así que espero hacerlo desde aquí. Nos leemos pronto

jueves, 11 de abril de 2013

EL VECINO en papertoy




Si quieres tener tu propio muñeco, descárgate los jpgs, recorta y pega. Se recomienda imprimir en cartulina o papel grueso, e imprimir las dos páginas para poder pegar el anverso-reverso de las patitas y la capa (no es necesario para el resto del cuerpo), de lo contrario quedarán con el papel en blanco en el reverso. Obviamente en una impresión profesional el recortable podría ir en una sola página, impresa por detrás y por delante, pero en este caso hay que hacer coincidir las dos partes manualmente  (solamente para la capa y las patitas, insisto, para el resto basta montar un solo cuerpo y una sola cabeza; la cabeza montada se pega directamente sobre el cuerpo).

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El vecino en cómic

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Dos visiones de un Titán


(la figura de resina de la derecha fue esculpida con molde por Enrique Millan Almenar)



 
  翻译: