Hasta ahora conocíamos que la Tierra tenía dos campos de energía. Por un lado estaba el gravitatorio, el campo de fuerza que atrae a todos los objetos con masa hacia el centro del planeta y mantiene en órbita a los que están fuera de él. Por el otro el magnético, el que genera cargas eléctricas y ofrece una polaridad norte y sur dando sentido a nuestras brújulas. A ellos toca sumarle ahora el campo ambipolar que ha descubierto la NASA y su equipo.
Lo que sabemos sobre el campo ambipolar
Hace 60 años se descubrió que en los polos se podía observar lo que por aquél entonces dieron a conocer como viento polar, una fuerza supersónica que empujaba la atmósfera hacia el espacio como si hubiese un empuje invisible de partículas que la tecnología de la época no podía llegar a comprender o confirmar. Ahora, la NASA acaba de confirmar que la teoría no sólo no era descabellada. Ese campo existe y puede ser clave para despejar muchas dudas.
El campo ambipolar es un campo eléctrico que genera vientos de partículas que se escapan por los polos venciendo a la fuerza gravitatoria y acelerando iones de hidrógeno y oxígeno hasta velocidades supersónicas. Ese empuje es el culpable de que nuestra atmósfera cuente con cúpulas más allá de la distancia habitual tanto en el polo norte como en el sur.
Descubierto de la mano de la misión Endurance de 2022, es ahora cuando se ha dado a conocer que, gracias a un pequeña diferencia eléctrica de apenas 0,55 voltios, ese teorizado campo ambipolar existe y que, además, podría resultar clave para entender nuestra atmósfera, comprender cómo se formó la Tierra, y cómo esta sigue interactuando de formas que no creíamos posibles con el espacio exterior que nos rodea.
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