En las últimas horas, Starlink ha estado en boca de todos a raíz de las acciones tanto de la compañía como de Elon Musk en Brasil. Después de que la justicia brasileña ordenase el cese de actividades de X, la red social antes conocida como Twitter, Musk decidió que no iba a facilitar la situación y se negó a cortar el acceso a la plataforma a través de Starlink. Sin embargo, apenas unos días después, revertió la situación y siguió las órdenes impuestas por Brasil para evitar la escalada del conflicto.
No obstante, Starlnik ha vuelto a ser noticia por una curiosidad diametralmente opuesta a todo lo citado hasta el momento. Como indica el portal Ars Technica en una reciente publicación, miembros de la tripulación USS Manchester instalaron de forma secreta un terminal de Starlink en el barco para obtener acceso a internet, una maniobra que va en contra de las políticas de la Marina. Y, por desgracia para ellos, lo que despertó rumores sobre la misma y llevó a una investigación fue el nombre que decidieron colocar a la red WiFi: “STINKY”, cuya traducción más directa sería “apestoso”.
Una compra de más de 2.500 euros
Grisel Marrero, Jefa de Comando Senior, mintió sobre la existencia de la red y llegó a falsificar informes para encubrir su uso no autorizado. Sin embargo, este aspecto no es el más flagrante de todos. Por desgracia para los intereses de Estados Unidos, la instalación de un dispositivo de internet no autorizado en un buque de guerra entraña riesgos serios de ciberseguridad y espionaje, especialmente durante misiones sensibles en territorio como Asia. Aún así, ello no evitó que Marrero y otros involucrados comprasen el equipo de Starlink por poco más de 2.500 euros, instalándolo durante un periodo de trabajo al aire libre.
Al descubrir que la señal no llegaba a todo el barco, los implicados decidieron comprar repetidores de señal y cables durante una parada en Pearl Harbor. De hecho, una vez comenzaron a surgir los rumores y las preguntas sobre “STINKY”, optaron por cambiar el nombre de la red para que este se asemejase a una impresora inalámbrica. Sin embargo, un trabajador civil autorizado de SpaceX, la empresa matriz de Starlink y también propiedad de Elon Musk, descubrió el pastel cuando instaló un dispositivo que sí cumplía la normativa. Como consecuencia, los oficiales implicados recibieron castigos administrativos y Marrero fue relevada de su cargo, situación derivada de haber puesto en peligro la seguridad de operaciones gubernamentales.
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