‘The Last of Us’ ha llegado con un récord de audiencia para HBO, arrastrando la popularidad de los juegos, que adapta al escenario actual de la ficción en streaming, de la demanda basada en branding y particularmente la que proviene de Playstation. Sin embargo, llega en una resaca saturada de series postapocalípticas, justo tras el final de ‘The Walking Dead’ y en la víspera del de ‘Fear The Walking Dead’, mientras la misma franquicia promete hasta 4 spin offs.
Por supuesto, ‘The Last of Us’ opta a muchos reconocimientos y todavía está en camino de convertirse en una de las mejores series de supervivencia de televisión. Mientras que, tras 11 temporadas, la serie de Robert Kirkman representa a otra década pasada, lo que no quiere decir que no haya paralelismos entre ellas, pese a que la propuesta de HBO tenga un aire de prestigio (y muchísimos millones más) que la ficción de AMC fue dilapidando desde su potente inicio.
El género de George A. Romero
De hecho, fue el responsable de la serie de los caminantes, Scott Gimple, quien quitó hierro al asunto asegurando en Insiderque ambas eran una aproximación muy, muy diferente. Puede argumentarse que la serie tiene otras inspiraciones adicionales —algunas, por mucho que se intente obviar, también se seguían en TWD—, como ‘La carretera’, ‘Hijos de los hombres’ y el libro (y la adaptación, especialmente su imitadísima escena inicial) ‘Guerra mundial Z’, por nombrar algunas. Pero en realidad, todo se resume en que ambas son hijas de la explosión del zombie apocalíptico de George A. Romero a principios de siglo.
El director de ‘La noche de los muertos vivientes’ es la inspiración confesa tanto de Robert Kirkman, como de Neil Druckmann, quien fue de hecho pupilo del maestro y el germen del juego era inicialmente para uno de la película de 1968, pero en realidad sus seis películas de zombies y remakes son las que han definido la mayoría de tropos postapocalípticos de los que bebe la mayoría de ficción actual e incluso algunos de ellos aparecen directamente en el mismo piloto de la serie, con esa introducción en un programa de televisión que parece representar el inicio de ‘Zombie’ (1978).
Pero no solo podemos ver planos que recuerdan a momentos concretos de su cine, como el viaje en coche con una casa en llamas en toma sin cortes, que aparece rodado de igual forma que un momento similar de ‘El diario de los muertos’ e incluso el avión de ‘La tierra de los muertos vivientes’; en realidad hay mucho también de ‘Los Crazies’ y el remake de esta, en la que además de infectados había un control gubernamental que “caza” a los que quieren escapar de un pueblo en cuarentena, otra versión más modesta de lo que se nos muestra en la secuencia de escape de TLOU, una inspiración confesa de los creadores.
Estampas de la desolación reiterativas
Pero no es solo cuestión de la raíz en Romero, los mundos postapocalípticos son ya una constante del imaginario post 11- S que se han replicado una y otra vez en decenas, cientos de películas y series, que siguen pautas parecidas: un brote que provoca el desmoronamiento de la sociedad deja a supervivientes en un mundo muy diferente en el que la sociedad y la civilización se han convertido en cosas del pasado, mientras infectados suficientemente salvajes y violentos como para atacar a otras personas dejan un escenario peligroso y desolado.
Esto ha dado paso a ciertos elementos recurrentes, estampas visuales y recursos que se han ido repitiendo sin dejar apenas tiempo de barbercho. Los planos de ‘La carretera’ con un padre y un hijo caminando por grandes escenarios vacíos o ciudades destrozadas se replican en ‘The Last of Us’ porque se han infiltrado en el ADN del subgénero hasta que ya no provocan el impacto que tuvieron en su día. La decisión estética de dibujar una Nueva York con la naturaleza retomando las calles de ‘Soy Leyenda’ (2007) es ahora un paisaje que define el mundo de la adaptación del videojuego.
El piloto, en el que Joel y su hija escapan, tiene una forma de presentar los primeros pasos del colapso muy basados en grandes planos en los que vemos aviones pasar, repitiendo el recurso hasta tres veces. Un hallazgo visual que empieza en el apocalipsis de suicidios de ‘Kairo’, sigue en el punto de vista apartado del conflicto principal de ‘La guerra de los mundos’ de Steven Spielberg y continúa en el prólogo de ‘Vanishing on 7th Street’; en general se ha ido replicando y perfeccionando conforme los efectos digitales han ido mejorando, pero la planificación es idéntica.
Los lugares comunes del postapocalipsis
Pero la transición desde “pequeños elementos que van funcionando mal” hasta el caos y el pánico que se perciben en el momento más intenso del episodio son una (otra) extensión del increíble prólogo de ‘Amanecer de los muertos’, que de alguna manera ha definido las directrices del género desde 2004. Como el piloto de HBO, hemos visto este proceso de vivir el nacimiento del brote de forma muy similar en el de ‘Fear the Walking Dead’ o el de ‘Black Summer’, además de películas como ‘A ciegas’ o ‘Un lugar tranquilo II’.
Nuevas series ya en plena pandemia han tratado de saltar esos momentos, o retratarlos de otra forma, como ‘Y, el último hombre’ o ‘The Stand’, esta última mejor de lo que se dijo y también con saltos temporales, aunque usados de otra manera. ‘The Last of Us’ incorpora detalles de cine pandémico casi sin darse cuenta, como esos grafitis rojos de los luciérnagas, que parecen los de ’12 monos’, otro grupo “revolucionario” en una ficción apocalíptica.
No hay duda que en la nueva serie hay algo más, especialmente porque decide circular sobre la inmunidad de Ellie y su relación con Joel, pero la cuestión es que las personas en este tipo de historias solo buscan encontrar una manera de salir adelante y sobrevivir, son solo gente normal, no héroes contratados por el gobierno para luchar contra el brote o buscar una cura, con lo que son ficciones en las que incluso los zombies son pasados a segundo o tercer plano, como ya hacía ‘El día de los muertos’, para centrarse en los personajes.
¿Obra maestra o Walking Dead con ínfulas?
Puede que ‘The Last of Us’ sea el ejemplo más avanzado de esa perspectiva, pero tampoco hace algo que no hicieran clásicos del apocalíptico como ‘Five’, ‘El mundo, la carne y el diablo’ o ‘El único superviviente’, que carecían de muertos vivientes o infectados. Pero al menos, es aquí en donde podemos encontrar la gran diferencia con ‘The Walking Dead’, ya que mientras el juego narra la historia del dúo de Joel y Ellie, en la ficción de Kirkman observamos las historias de un grupo grande buscando un lugar permanente. Aun así, ambas tienden al popurrí de otras, y sus constantes estéticas, cromáticas, de tono y códigos dramáticos son tremendamente similares.
Con todo, su ritmo tiende a ser diferente, ya que TWD cambia de una temporada a otra a medida que se introducen nuevos personajes y tramas, mientras que TLOU está más centrada en un hombre con un pasado difuso que acompaña a una niña a través de un apocalipsis, dos extraños que se unen a lo largo de la historia, con la niña actuando como una figura de hija sustituta para el protagonista. También hemos visto esto en otras como ‘El libro de Eli’, pero en la serie sobre caminantes también había bastantes trazas de lo mismo.
No solo con la trama de Rick y Carl, que trata temas de paternidad en un nuevo mundo, con todo lo que eso conlleva en lo moral, sino en la de Carol, que también ha perdido a una hija y “adopta” a dos niñas con las que hace un viaje durante casi toda una temporada llena de convergencias con la historia del juego. Y estos son solo aspectos generales. Dentro de lo concreto tenemos muchos más detalles comunes, como grupos de caníbales peligrosos, tintes de la música durante los momentos tensos, muertes en los caminantes, o detalles como los salvadores usando silbidos para comunicarse al igual que los serafitas.
Parecidos camuflados
Joel, como Rick, cree que todos sus "asesinatos" están justificados, pero cuando alguien hace lo mismo con personas que conoce directamente, las juzga como si fueran el diablo, ambos le dan un arma a un niño para defenderse tras pedírsela durante mucho tiempo, también se perdona la vida a un villano, un personaje principal recibe un disparo en la cabeza y vive, tipos solitarios que controlan todo un pueblo con trampas para personas e infectados, la Commonwealth es como la Zona de Cuarentena controlada por FEDRA, hay un culto religioso e incluso un tío que sabe mucho sobre tecnología y electrónica que se llama… Eugene.
Pero sí, el mundo de Joel y Ellie permite vivir sin tanta tensión y guerra, se centra en la perseverancia y otros detalles, pero lo cierto es que en el piloto de hora y media no ha habido nada especial en enfoque que realmente despeje el aire viciado dejado en el género por tantas películas y series. De hecho, ahora que se da por hecho que ‘The Walking Dead’ es peor serie porque se estiró hasta el infinito, habría que recordar el episodio piloto de Frank Darabont ‘Days Gone By’, una de las mejores horas de televisión de una era dorada a la que no le sobraba ni un minuto. Comparar ambos es un ejercicio que puede abrir muchos ojos.
Pero quizá el peor signo de fatiga y agotamiento del género es que el filtro de la ficción ya no nos roza de la misma forma en temas de epidemias e infecciones. No es solo que tengamos asimilados los códigos cinematográficos de calles vacías, humanos peores que los monstruos, o los tropos de la vida después del caos, nada en televisión podrá ser igual, porque sencillamente hemos pasado por algo, de alguna forma similar, que aún no hemos asimilado. No hay nada que pueda posarse con menos sutileza en tu cabeza un domingo noche que un nuevo episodio de una serie que no esconde sus similitudes con el COVID-19.
Ficción-trauma en el crepúsculo del desastre
Druckmann ha comentado que la epidemia de influenza de 1918 sirvió como una gran inspiración para el juego original, y ahora la pandemia reciente en sí misma es parte del espectáculo, no fácil encontrar el humor correcto para encarar este tipo de ficción, al igual que otras como ‘Estación Once’. En 2013, esa premisa era pura fantasía, nadie estaba preocupado en nuevas cepas, variantes kraken ni tenía miedo a enfermar, ni había visto a los gobiernos que preferían ignorarlo mientras usaban la agresión militar para sofocar disturbios civiles.
El miedo y la incertidumbre de una crisis de salud pública mal gestionada, imágenes de cadáveres en centros comerciales donde ahora la gente toma su Mcdonalds y va al cine, camiones llenos de muertos, pilas de fallecidos quemadas en países como la India, terror a estar cerca de familiares y amigos en riesgo, presidentes que sugieren ingerir o inyectarse lejía como cura para la enfermedad, asaltos al capitolio en medio de medidas de restricción… es imposible no trazar paralelismos dolorosos, o como mínimo no sentir lo mismo ante estar situaciones, pese a que la serie no tenga ninguna culpa de ello.
Ahora ver ‘The Last of Us’ puede servir de catarsis, un testimonio evocador de lo que fue, pero el hecho de que esta historia en particular sea algo con lo que pasar tiempo en este momento particular de la historia es, cuanto menos, paradójico. Y sin embargo, pese a la saturación de la ficción y la realidad, el show es un éxito de audiencia, ha hecho feliz a millones de fans del original, que ven cómo por fin una adaptación se hace con fidelidad y respeto. La única conclusión posible es que hasta los géneros más machacados pueden revitalizarse (comercialmente) con la ayuda de una propiedad de videojuegos con suficiente éxito en la que una cadena quiera invertir 15 millones de dólares por episodio.
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