'Boom cannábico'

Los narcos reclutan pistoleros con armas de guerra para proteger la droga en Catalunya

Bandas locales intercambian marihuana y hachís por pistolas, rifles o subfusiles con mafias extranjeras

Desarticulada la principal red criminal que introducía hachís en Catalunya con narcolanchas

Imagen de armas de guerra incautadas por Mossos

Imagen de armas de guerra incautadas por Mossos / Mossos

Germán González
Juan José Fernández
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El pasado 11 de junio, una operación conjunta de los Mossos d'Esquadra y el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria permitió desmantelar la red criminal más importante que introducía hachís en Catalunya con narcolanchas. Se registraron cerca de 40 detenidos y se intervinieron 18 toneladas de drogas en una actuación policial que, por primera vez, descubrió la alianza entre una banda criminal especializada en el tráfico de hachís asentada en el sur de España y otra en Catalunya que desembarcaba el hachís y lo distribuía hacia Europa.

El aumento de las armas, vinculado al 'boom' cannábico, inquieta a los agentes, que dicen no estar preparados   

Sin embargo, esta no fue la principal característica encontrada por los investigadores. Los agentes alertaron de la cantidad de munición localizada en dos desembarcos, los de la cala Culip (Cadaqués) y la cala Giverola (Tossa de Mar), que corresponderían a tres armas de fuego diferentes. Según la policía, los miembros del grupo iban preparados para repeler intentos de robo de la droga: lo que, en argot criminal, se denomina 'vuelco'.

Pueden adquirirse escopetas o subfusiles en el mercado negro por unos 500 euros

En las operaciones de entrada y registro de estos grupos, los agentes intervinieron cinco armas de fuego, dos de ellas de guerra con munición, una escopeta táctica del calibre 12 y dos pistolas. Además, la policía identificó por primera vez en este tipo de organizaciones criminales a un grupo de personas que daban cobertura de seguridad en los desembarcos de la droga en la playa y su posterior traslado a almacenes. Se trataba de tiradores armados con fusiles y subfusiles que se encargaban de repeler un robo del hachís.

En los últimos meses la policía ha identificado por primera vez a tiradores con fusiles y subfusiles que protegen los desembarcos y el traslado de la droga

De hecho, los agentes identificaron a cinco sospechosos de trabajar en la seguridad de estas bandas. Dos de ellos fueron detenidos en octubre de 2023 en Girona cuando presuntamente volvían de custodiar un traslado de droga y llevaban dos fusiles de asalto con munición en el maletero del vehículo de alquiler en el que viajaban.

Elemento de disuasión

Fuentes de los Mossos señalan que la operación contra esta red de tráfico de hachís con narcolanchas es un ejemplo claro del aumento de la violencia en estos grupos organizados, no solo por el uso de armas de guerra sino también por la presencia de grupos específicos que se encargan de la seguridad durante el desembarco y traslado. Tanto el aumento del tráfico de hachís como de la marihuana, con más plantaciones y distribución hacia Europa, ha provocado un incremento de la delincuencia armada con escopetas o subfusiles que adquieren en el mercado negro por unos 500 euros.

En 2023 se registraron 15 incidentes con armas de fuego relacionados con los narcos, más del doble que el año anterior

Algunas de estas armas están obsoletas, según los investigadores, pero sirven para disuadir a otros grupos de narcos que intentar robar la droga. De hecho, han aparecido grupos criminales que intentan robar hachís o marihuana plantada en naves industriales o zonas naturales. De ahí la mayor inversión de los narcos en seguridad.

En este sentido, algunas organizaciones vinculadas a mafias extranjeras como la holandesa usan chalets de lujo en urbanizaciones aisladas o con vigilancia privada para establecer plantaciones y las dotan de elementos domóticos, con cámaras y sensores, tanto para cuidar la marihuana como para labores de vigilancia. Otras cercanas a los albaneses suelen dejar 'jardineros' que ejercen de vigilantes, mientras que bandas italianas llegan a acuerdos con grupos locales para esta protección.

Bandas cada vez más violentas

Según la policía catalana, las bandas que trafican con hachís cada vez son más violentas. El año pasado se registraron 15 incidentes con armas de fuego relacionados con estos narcos: en 2022 fueron seis. En concreto, en 2023 hubo ocho narcoasaltos, cuatro homicidios y un intento de asesinato. También se registraron diversas agresiones y amenazas en casos en los que la policía encontró una arma de fuego.

La policía investiga si el asesino de Girona consiguió el Kalashnikov como pago de la marihuana

Desde los Mossos se alerta de que algunos grupos de traficantes han dado el salto hacia las armas de guerra, con el riesgo que este hecho comporta para la población. Es el caso de Guillermo C.H., quien mató a dos personas en el barrio de Font de la Pólvora de Girona la verbena de Sant Joan. Tras una discusión entre clanes gitanos, sacó un subfusil AK-47 y disparó en plena calle, lo que provocó dos muertos y varios heridos. Tuvo que huir de Catalunya, perseguido por la policía y por el clan al que pertenecían los fallecidos. En la fuga se deshizo del coche y del arma.

Tal como avanzó este diario, los Mossos rastrean el origen de este subfusil por parte del sospechoso. Aunque está claro que se adquirió en el mercado negro, se indaga si la consiguió junto a otras pistolas o escopetas para probarlas con tiros al aire en zonas cercanas a su vivienda –ya que es aficionado a las armas– o se trata de un posible pago de otro grupo criminal a cambio de marihuana.

Grupos de origen extranjero llegan con su propio armamento, desde rifles hasta granadas, cuando se instalan en Catalunya para gestionar plantaciones de marihuana

En este sentido, la policía ha detectado bandas locales de narcos que cambian cannabis por armas a mafias extranjeras. De esta forma entran clandestinamente en Catalunya un número creciente de pistolas, escopetas o subfusiles. También hay grupos, de origen extranjero, que llegan con su propio armamento, desde rifles hasta granadas de mano, cuando se instalan aquí para gestionar plantaciones de marihuana.

Más armas relacionadas con robos

En 2023 los Mossos intervinieron 1.171 armas de fuego en Catalunya, lo que supone un 28% más respecto a 2022. La mayoría, cabe decir, no tienen relación con cuestiones criminales sino administrativas. Aun así, sí han aumentado un 15% las incautaciones de armas vinculadas a delitos, principalmente robos violentos. Fuentes policiales, sin embargo, remarcan que es poco habitual que se acaben utilizando en un delito, ya que principalmente se usan para intimidar.

Imagen de armas de guerra incautadas por Mossos

Imagen de armas de guerra incautadas por Mossos / ACN

Los agentes también han encontrado armas de guerra escondidas en maleteros de coches abandonados antes de cruzarse con un control policial o enterradas en zanjas de obras de construcción de viviendas o de reformas, como los dos AK-47 y sus cargadores con munición que se hallaron al excavar un muro en Castell d'Aro envueltos en ropa y cinta americana. Los investigadores creen que se pudieron usar en algún 'vuelco' para robar droga o en un ajuste de cuentas.

Para mejorar la identificación de estas armas, teniendo en cuenta el incremento de la criminalidad por narcotráfico, los Mossos han adquirido equipamiento de nueva generación de balística que permite analizar la trayectoria de una bala, los restos de un disparo en la mano o las huellas dejadas el escenario de un crimen.

Quejas sindicales

Sin embargo, sindicatos policiales explican a este diario que los agentes se sienten cada vez más desprotegidos ante el aumento de la violencia por parte de los narcos: consideran que el riesgo en la calle ha aumentado al disponer de armas de guerra. "Es enviarte a patrullar con pistolas de juguetes cuando los otros tienen metralletas", explican desde SAP-Fepol.

En este sentido, sindicatos de Mossos lamentan que los agentes solo disponen de chalecos antibalas preparados para munición de menor calibre o pequeños escudos que solo llevan las fuerzas de intervención. Además, denuncian que no se les ofrece formación para actuar en caso de sorprender a narcos en un desembarco de hachís o transportando marihuana, ya que pueden ser contestados con ráfagas de disparos de subfusiles o rifles.

El sindicato Uspac también reclama más policías para hacer prevención en la calle. Meses atrás en Dosrius (Maresme), agentes de los ARRO fueron recibidos con balazos cuando iban a desmantelar una plantación de marihuana. Por este motivo, desde Uspac se insiste en una mejor preparación de la policía no únicamente para actuar ante esta violencia sino también en primeros auxilios, como hacer torniquetes. También reclaman dotar a los vehículos policiales de botiquines de emergencia que, hoy por hoy, se pagan los propios agentes.

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